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«#Benidorm» y «Benidorm: la mirada en las torres, la vida en el suelo» en ENSAYO Y ERROR BENIDORM (Editorial Barrett, 2019)
Hace unos días se publicó Ensayo y error Benidorm, un libro editado por la Editorial Barrett que recopila veinte pequeños textos y otros documentos sobre Benidorm. Veinte visiones que, desde diferentes perspectivas (la arquitectura, el urbanismo, el cine, la literatura, la música, la hostelería, el periodismo, la fotografía o el diseño), conforman una herramienta para ampliar, matizar o rebatir algunas de las ideas colectivas más o menos consensuales que dominan hoy en día el debate sobre esta ciudad tan singular.
Agradecemos a Manuel Burraco y a Zacarías Lara de la Editorial Barrett que hayan contado con nuestra participación en un libro que seguro que les dará alegrías. Dejamos por aquí algunas de las noticias que se publicaron sobre el libro:
- Benidorm: lujuria, análisis y leche fresca
Culturplaza | Lidia Caro | 27-04-2022 - Benidorm ya no quiere ser hortera
Yorokobu | Ximena Arnau | 27-08-2021 - Benidorm, la constelación del no-lugar
Mercurio | Pablo Bujalance | 13-10-2019 - Benidorm, la pionera urbe que se subestima en España pero fascina en el extranjero
El País | Sergio C. Fanjul | 14-08-2019 - Ensayo y error: una aproximación romántica a Benidorm
Alicante Plaza | Álvaro G. Devís | 09-07-2019 - Por qué odiamos y amamos Benidorm
El Salto | Luis Díaz García | 09-07-2019 - No es tan feo todo lo que reluce bajo el sol de Benidorm: razones para dejar de despreciarlo
eldiario.es | Francesc Miró | 08-07-2019 - No olvidemos que Benidorm es la mejor ciudad turística de España
Vice | Ana Iris Simón | 05-07-2019 - Benidorm, locura y pasada
El Mundo | Miquel Hernandis | 02-07-2019 - El lado ilustrado de Benidorm
Información | Cristina Martínez | 25-06-2019
Nuestra aportación consistió en dos pequeños documentos. Por una parte, el texto «#Benidorm», ya publicado anteriormente en Kulturtopías: imaginarios para las culturas comunitarias (Ayuntamiento de Zaragoza, 2018), y que no es más que una introducción al caso Benidorm desde la perspectiva cultural, en realidad, una recopilación de notas sobre la presentación «¿Laboratorio cultural? Benidorm» (Lugo, 2017).
Y por otra parte, tres imágenes tituladas «Benidorm: la mirada en las torres, la vida en el suelo», una serie de fragmentos de una cartografía realizada para la presentación «Turismo parece, ciudad es. Benidorm» (A Coruña, 2017) en donde se representan los espacios no residenciales del ensanche de la playa de Levante (un simple borrado directo de las torres y bloques sobre la fotografía oblicua del ámbito).
Compartimos a continuación las imágenes publicadas y el pequeño texto que las acompaña:
La imagen mediática de Benidorm es sin duda la de un conjunto desordenado de cientos de torres y bloques de apartamentos y hoteles junto a la playa. Sin embargo, además de estos espacios privados residenciales, la riqueza y singularidad urbana y urbanística de algunos de sus barrios, como el ensanche de la playa de Levante, se basa precisamente en la combinación de estas tipologías con otros elementos. Piezas imperceptibles desde la lógica del teleobjetivo (que tiende a invisibilizar la relevante separación entre los edificios y todo lo que ocurre a su alrededor) y que materializan tres grados de privacidad complementarios y de igual importancia en términos urbanos:
- Los espacios privados de uso colectivo. Principalmente espacios libres (superficies estanciales -verdes o pavimentadas-, piscinas y pistas deportivas), áreas de aparcamiento y otras edificaciones e instalaciones auxiliares. Todos estos elementos introducen la gran búsqueda moderna de lo colectivo en lo residencial, pero de una forma en la que, al ser siempre parte perceptivamente de la ciudad (por la permeabilidad de los cierres y las vistas desde los rascacielos), evitan los problemas de aislamiento voluntario del modo gueto de riqueza tan común en las nuevas periferias metropolitanas o en los núcleos turísticos del modelo resort cerrado.
- Los espacios privados de acceso público. Principalmente las bandejas comerciales y la ocupación de los famosos “retranqueos” que conforman los límites difusos y polifuncionales de las calles; otras edificaciones en las parcelas de uso terciario; y todo un conjunto de espacios libres que expanden y hacen red con los espacios de titularidad pública: desde parcelas abiertas de forma permanente o temporal por la situación de negocios en su interior, hasta complejos de plazas, pasos peatonales, galerías comerciales interiores y otros espacios libres que en ocasiones se configuran como auténticos simulacros de espacio público.
- Los espacios públicos. Sobre todo las calles, sus aceras y algún pequeño ensanchamiento, pero también lugares como la plaza de la Hispanidad, las calles peatonales que estructuran la conexión con el borde costero (las avenidas de Emilio Romero, Murcia y Mallorca), las peatonalizadas por acción directa (como un tramo de la calle Gerona) y el gran conjunto del paseo marítimo y la playa de Levante como centro urbano 24/7. Aunque el plan urbanístico que dio forma al barrio desde 1956 no reservó espacios para equipamientos ni zonas verdes (pues se consideró que el “esfuerzo” privado no podía ir más allá de la cesión de viales), la continuidad e intensidad de la actividad en sus calles, con plantas bajas porosas y diversas que crean un grano fino muy rico y un ambiente tipo bazar asiático, así como el complemento que implica la malla de vías peatonales, se convirtieron en uno de los grandes atractivos del barrio más allá de la centralidad que representa la línea costera y la lógica turística sol-y-playa.
La composición de un tejido urbano que combina la calle-corredor-bazar, la alta densidad residencial materializada en forma de rascacielos y los espacios colectivos interiores en cada unidad funcional (de una forma que implica además unas condiciones ambientales óptimas para cada uno de estos elementos) es quizás la gran aportación de Benidorm a la historia urbana.
Desde el campo del urbanismo hay dos cuestiones fundamentales a destacar. Por una parte, el hecho de que de alguna forma es un caso de legitimación del presente: a pocos lugares se va y se vuelve continuamente para experimentar voluntariamente los productos y formas urbanas de la segunda mitad del siglo XX y principios del XXI. A parte de por las playas o el micro-clima, a Benidorm se va a vivir la ciudad. Una ciudad del presente a la que no le hace falta recurrir a la historia o a las piezas patrimoniales para ser atractiva.
Por otra parte, Benidorm también representa una cierta legitimación del propio urbanismo, desde dos perspectivas: a) porque en tiempos de gran cuestionamiento teórico, aquí se presenta como una herramienta útil e ilusionante que fue capaz de ensamblarse con otras racionalidades: una planificación urbanística pionera superpuso una cuadrícula y las formas tipológicas modernas sin borrar el orden agrícola del sustrato catastral preindustrial y ha sido capaz de acoger procesos informales y paralegales, en especial, la ocupación de los “retranqueos”, que han acabado teniendo una influencia fundamental en su urbanidad actual; y b) porque implica la recuperación de varias tipologías arquitectónicas a las que normalmente les cuesta no suponer un problema para la ciudad: la torre, el espacio colectivo y el espacio privado de acceso público como elementos que en una determinada combinación son capaces de producir una urbanidad singular y deseable haciendo máquina con lo público de una forma muy natural.
El ensanche de la playa de Levante es un ámbito donde las edificaciones en altura explican el cómo del tejido urbano, pero para poder explicar el qué, la potencia de su vitalidad y de sus condiciones ambientales, su urbanidad, es necesario bajar la mirada al complejo mundo que se desarrolla a los pies de los famosos rascacielos.
* Texto publicado en este blog en junio de 2019 y revisado en junio de 2022 para su publicación en la cuarta edición del libro Ensayo y error Benidorm.
«Turismo parece, ciudad es. Benidorm» (A Coruña, 2017) | Ergosfera
** La cartografía de donde provienen las imágenes publicadas fue realizada por Ergosfera en 2017 utilizando como base las imágenes oblicuas de Google Maps a través de Goolzoom (2015, aprox.).
*** Todos los materiales enlazados forman parte del proyecto Lo urbano y lo urbanístico, por Benidorm, un trabajo de investigación sobre la ciudad contemporánea a través del caso de Benidorm desarrollado intermitentemente por Ergosfera desde 2012.
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La comunicación informal en la ciudad: ¿sueñan los grafitis con ser pintadas?
de un artículo incluido en
La fiesta, lo raro y el espacio público,
un libro publicado en mayo de 2019,
coordinado por Fran Quiroga
y editado por Bartlebooth
como parte del proyecto Fiestas Raras.
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Empty Coruña? / Curso de verán da UDC / 29 de agosto – 8 de setembro
Os próximos días participaremos en Empty Coruña?, un curso de verán da UDC dirixido por Plácido Lizancos, Estefanía Calo, Hans-Christian Rufer e Scott Lloyd. O curso é, en realidade, unha forma de comezar a facer público un proxecto de investigación máis amplo e moi ilusionante sobre o concepto e as diferentes materializacións dos “baleiros” urbanos relacionados coa crise inmobiliaria desde o caso da Coruña metropolitana.
A nosa participación no curso consistirá na coordinación, xunto a Alberto Rodríguez Barcón do Grupo de Estudos Territoriais, dos roteiros pola cidade do venres 31, e, xunto a Proxecto Cárcere, do obradoiro práctico do martes 4 sobre os procesos (o curso estrutúrase arredor de catro conceptos ou perspectivas: os produtos, as persoas, os procesos e as políticas). Sobre o tema dos estudos e a práctica urbana desde a perspectiva dos procesos, pódese consultar o vídeo da presentación que realizamos no curso Procesos habitados. As arquitecturas nas que vive o outro 90% (E.T.S. de Arquitectura, UDC, 2014): Procesos.
Como diciamos, este curso é un primeiro achegamento á cidade e á cidadanía dun proxecto que pronto terá máis presenza pública e ao que lle desexamos un longo percorrido. Deixamos por aquí un pequeno texto provisional (modo notas) para encadrar a nosa participación en Empty Coruña?:
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Ergosfera, agosto de 2018
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Desde o campo da investigación urbana na súa dimensión material, nos últimos anos foron xurdindo múltiples proxectos e estudos sobre as consecuencias da crise e a burbulla inmobiliaria española na cidade e o territorio contemporáneo. Os diferentes tipos de achegamentos á cuestión de “o que quedou” tras este proceso poderían compoñerse como unha especie de metodoloxía de traballo:
1) Que é o que quedou? Identificación e documentación das consecuencias materiais da crise que apareceron bruscamente no territorio: fragmentos de urbanización e edificación que, en termos consensuais, adóitanse cualificar como inútiles, inacabados ou abandonados. Elaboración de cartografías; formulación de taxonomías dos seus produtos máis xenéricos a nivel arquitectónico e urbanístico.
2) Que significa o que quedou? A partir da lectura crítica dese novo territorio desvelado e da identificación das causas e consecuencias do sucedido (xa moi coñecidas desde a perspectiva social), procédese á construción de múltiples relatos dos feitos, en termos explicativos e históricos, pero tamén e sobre todo, de encadre das posibilidades do presente. Informes académicos, profesionais e desde os movementos sociais en termos políticos e científicos; propostas artísticas que, desde moitos graos de profundidade, basculan entre a denuncia política e o traballo coa fascinante condición estética e conceptual destes espazos; produtos culturais de todo tipo e grao de accesibilidade.
3) Que facer co que quedou? Unha vez composta unha síntese destas materializacións e do contexto que delimita as posibilidades de intervención sobre elas (tanto a nivel particular como sistemático), aparecen as propostas. Normalmente, baixo a premisa que enmarca o famoso concepto de “espazo de oportunidade”. Xa sexa desde a honestidade da acción directa de orixe popular, a experimentalidade das intervencións híbridas cidadanía-institución, a xerga común do negocio inmobiliario, as posibilidades e limitacións da investigación académica, ou a problemática concepción que formulan a maioría das teorías contemporáneas arredor da rexeneración urbana: a mellora da cidade unicamente como introdución dunha idea moi pouco plural (aínda que aceptada consensualmente por todos os partidos políticos) de orde e de calidade. Seminarios e todo tipo de foros de debate; propostas populares, académicas, profesionais e institucionais; intervencións formais e informais.
A nosa intervención en Empty Coruña? pivotará constantemente entre estas tres perspectivas, pero sempre desde unha cuarta e complementaria centrada noutra simple pregunta: Como está a funcionar iso que quedou? Trataremos así de formular a análise das consecuencias da crise a partir dos acontecementos e procesos sociais aos que dan lugar moitos dos seus produtos urbanos xenéricos: os descampados, as ruínas, os solares e edificios sen usos formais e en toda unha gradación de situacións construtivas e de accesibilidade, as grandes infraestruturas non “integradas” na cidade desde a orde urbanística, os novos ecosistemas xerados polas transformacións territoriais xa realizadas, etc.
Por que non recoñecer que, lonxe de ser inútiles, algúns ou moitos destes produtos convertéronse en lugares, en espazos urbanos útiles en si mesmos, ás veces, case en equipamentos? E se priorizamos a valoración das súas cualidades desde o presente, en lugar de desde o futuro, que é o que representa identificalos como inacabados? A partir de que punto adquiren unha lexitimidade suficiente os seus usos informais, humanos e non-humanos, para xa non poder ser pensados como espazos abandonados? Como se podería soster unha política racional e selectiva de non actuación xunto co fomento de intervencións brandas que só abran máis posibilidades sociais en lugar de priorizar a lóxica da colmatación-consolidación?
Son moitos os investigadores aos que nos sumamos na hipótese de que «a cidade contemporánea non é máis fea cada día: é cada día máis rica» (Manuel de Solá-Morales, 2006). Engadimos simplemente a suxestión de que, no ámbito occidental integrado e en termos sociais, antropolóxicos e urbanísticos, é posible que moitos dos produtos materiais da crise estean a representar unha parte extraordinariamente relevante da riqueza do mundo contemporáneo.
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Ergosfera, agosto de 2018
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Desde el campo de la investigación urbana en su dimensión material, en los últimos años han ido surgiendo múltiples proyectos y estudios sobre las consecuencias de la crisis y la burbuja inmobiliaria española en la ciudad y el territorio contemporáneo. Los diferentes tipos de acercamientos a la cuestión de “lo que quedó” tras este proceso podrían componerse como una especie de metodología de trabajo:
1) ¿Qué es lo que quedó? Identificación y documentación de las consecuencias materiales de la crisis que aparecieron bruscamente en el territorio: fragmentos de urbanización y edificación que, en términos consensuales, se suelen calificar como inútiles, inacabados o abandonados. Elaboración de cartografías; formulación de taxonomías de sus productos más genéricos a nivel arquitectónico y urbanístico.
2) ¿Qué significa lo que quedó? A partir de la lectura crítica de ese nuevo territorio desvelado y de la identificación de las causas y consecuencias de lo sucedido (ya muy conocidas desde la perspectiva social), se procede a la construcción de múltiples relatos de los hechos, en términos explicativos e históricos, pero también y sobre todo, de encuadre de las posibilidades del presente. Informes académicos, profesionales y desde los movimientos sociales en términos políticos y científicos; propuestas artísticas que, desde muchos grados de profundidad, basculan entre la denuncia política y el trabajo con la fascinante condición estética y conceptual de estos espacios; productos culturales de todo tipo y grado de accesibilidad.
3) ¿Qué hacer con lo que quedó? Una vez compuesta una síntesis de estas materializaciones y del contexto que delimita las posibilidades de intervención sobre ellas (tanto a nivel particular como sistemático), aparecen las propuestas. Normalmente, bajo la premisa que enmarca el famoso concepto de “espacio de oportunidad”. Ya sea desde la honestidad de la acción directa de origen popular, la experimentalidad de las intervenciones híbridas ciudadanía-institución, la jerga común del negocio inmobiliario, las posibilidades y limitaciones de la investigación académica, o la problemática concepción que plantean la mayoría de las teorías contemporáneas en torno a la regeneración urbana: la mejora de la ciudad únicamente como introducción de una idea muy poco plural (aunque aceptada consensualmente por todos los partidos políticos) de orden y de calidad. Seminarios y todo tipo de foros de debate; propuestas populares, académicas, profesionales e institucionales; intervenciones formales e informales.
Nuestra intervención en Empty Coruña? pivotará constantemente entre estas tres perspectivas, pero siempre desde una cuarta y complementaria centrada en otra simple pregunta: ¿Cómo está funcionando eso que quedó? Trataremos así de plantear el análisis de las consecuencias de la crisis a partir de los acontecimientos y procesos sociales a los que dan lugar muchos de sus productos urbanos genéricos: los descampados, las ruinas, los solares y edificios sin usos formales y en toda una gradación de situaciones constructivas y de accesibilidad, las grandes infraestructuras no “integradas” en la ciudad desde el orden urbanístico, los nuevos ecosistemas generados por las transformaciones territoriales ya realizadas, etc.
¿Por qué no reconocer que, lejos de ser inútiles, algunos o muchos de estos productos se han convertido en lugares, en espacios urbanos útiles en sí mismos, a veces, casi en equipamientos? ¿Y si priorizamos la valoración de sus cualidades desde el presente, en lugar de desde el futuro, que es lo que representa identificarlos como inacabados? ¿A partir de qué punto adquieren una legitimidad suficiente sus usos informales, humanos y no-humanos, para ya no poder ser pensados como espacios abandonados? ¿Cómo se podría sostener una política racional y selectiva de no actuación junto con el fomento de intervenciones blandas que solo abran más posibilidades sociales en lugar de priorizar la lógica de la colmatación-consolidación?
Son muchos los investigadores a los que nos sumamos en la hipótesis de que «la ciudad contemporánea no es más fea cada día: es cada día más rica» (Manuel de Solá-Morales, 2006). Añadimos simplemente la sugerencia de que, en el ámbito occidental integrado y en términos sociales, antropológicos y urbanísticos, es posible que muchos de los productos materiales de la crisis estén representando una parte extraordinariamente relevante de la riqueza del mundo contemporáneo.
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CSOA A Insumisa: Pasado, continxencias, futuro
Como introdución ao caso da Insumisa, pódese consultar outro artigo publicado no mesmo medio uns meses antes do desaloxo do centro social: «CSOA A Insumisa: Actualidade, necesidade, continuidade» (Ergosfera, xaneiro de 2018).
(Después de la versión original, compartimos también el texto en español.)
Ergosfera, xuño de 2018
Gustaríanos escribir, polo menos, catro artigos sobre o caso do CSOA A Insumisa.
O primeiro sería unha análise do sucedido en termos políticos. Poderíase resumir así. A única decisión digna e radical que se podía tomar e que tomou a asemblea da Insumisa foi negarse a asumir á eliminación do centro social e rexeitar a inaceptable proposta do Concello: desaparecer durante o ano e medio que se empregaría en destruír o traballo colectivo do anterior ano e medio para integrarse nun proceso participativo, non só deseñado, organizado e controlado pola institución, senón de resultado incerto e dependente das próximas eleccións municipais. Salvo esta, se o obxectivo foi algunha vez forzar ao goberno local a asumir a continuidade do CSOA nas súas mesmas condicións de independencia, a maioría do resto das decisións da Insumisa só poden ser cualificadas como erros políticos. Dous son quizais os máis graves: simplificar a imaxe pública do centro social, xa que en case ningún momento se expresou a diversidade de opinións, obxectivos, sensibilidades e formas de vida que o fixeron posible, e rexeitar a súa condición implícita de actor político de primeira orde no contexto da Coruña, é dicir, non explorar a súa capacidade real de enfrontarse ao discurso construído desde os medios de comunicación e o Concello.
Pola outra banda, tras o auto xudicial que relata a tolerancia coa ocupación do espazo por parte das dúas administracións implicadas, Defensa e Concello, e salvo a invitación á cidade de Giuseppe Micciarelli e Margherita D’Andrea (para participar nun foro público que finalmente non se desenvolveu), estamos en completo desacordo con todas as decisións do goberno municipal da Marea Atlántica desde finais de 2017, cando se decide apostar polo proxecto das “Naves do Metrosidero” a costa de perder toda posibilidade de diálogo real co CSOA. Ben por que se cre que ese proxecto é “mellor” que o existente, o cal é un recoñecemento do non recoñecemento da comunidade arredor da Insumisa. Ou ben, ou ademais do anterior, para poder asumir as obras deseñadas para o CIDEA, un proxecto do anterior goberno do PP, financiadas polo Ministerio de Fomento, e utilizadas como elemento de desgaste pola oposición no Pleno municipal e por todos os medios de comunicación masivos, en especial os propios e os afíns á Corporación Voz.
Moitos outros asuntos de interese quedarían aínda por tratar sobre este proceso en termos políticos. Unha reflexión sobre a violencia, por exemplo, que neste caso se materializou en todas as direccións e en múltiples formatos e graos (desde as continuas presións mediáticas cunha clara axenda política ata a violencia policial contra as persoas que construíron e defenderon o centro social, desde as presións legais e xudiciais en defensa do statu quo ata os insultos e ameazas aos membros do goberno local, desde os discursos neutralizadores que se aproveitaron da asimetría no acceso aos medios de comunicación ata o famoso ataque á sede da Marea), pero case sempre sen o respaldo dun debate colectivo sobre a súa lexitimidade. Ninguén entendeu o contexto político actual como unha oportunidade para, polo menos, optar por unha insumisión radical ante o uso da violencia. Neste sentido, se ben algunhas das accións e reaccións das persoas arredor da Insumisa son inxustificables desde a perspectiva social e política, en termos históricos parece máis preocupante o posicionamento do goberno local: por triste que pareza, é posible que o relato construído, principalmente desde a administración municipal e os medios de comunicación masivos, mais tamén desde A Insumisa, teña como consecuencia que, finalmente, o desaloxo incluso signifique un aumento do apoio electoral para o partido do goberno. Ningunha proba sería máis clara do fracaso da vía municipalista para recompoñer o Estado e a súa conexión coa “xente do común” que a aceptación da violencia institucional como medio de resolución deste tipo de conflitos sociais.
O segundo artigo sería unha hipótese sobre como se podería abordar o asunto para lograr a continuidade do CSOA nos seus mesmos termos de autonomía. As accións a realizar serían as seguintes. 1) A partir da okupación da parcela e a constatación da súa condición social e aberta, acelerar a cesión do solo por parte de Defensa para iniciar canto antes o proceso de recoñecemento do CSOA desde o Concello (un recoñecemento unilateral, que xa se vería co tempo que significa materialmente, pero que nun principio non necesitaría nin a vontade explícita nin a participación da asemblea). 2) Traballo de pedagoxía na cidade sobre as cualidades deste tipo de espazos, unha labor fundamental que, por desgraza, non foi asumida por ningunha das partes, pouco por parte da Insumisa e nada por parte do Concello: o fundamental nesta situación era que, polo menos, unha parte significativa da cidadanía sentira curiosidade por coñecer de primeira man o que alí estaba a acontecer. 3) Estudo técnico sobre a necesidade de trasladar o investimento de Fomento cara os outros edificios da parcela para facer o mellor uso posible dos recursos públicos. Diálogo co ministerio. Se non acepta, batalla política: fronte á moi probable condición estratéxica da licitación como ferramenta do PP local e estatal e fronte ao discurso da imposibilidade de frear a inercia burocrática, debate público sobre os argumentos técnicos que recomendan reformular o proxecto no novo contexto da cidade. Se así tampouco acepta o ministerio, inicio do proceso para tombar o proxecto mediante “enxeñería xurídica” como faría calquera outra organización de interese urbanístico: procura de defectos formais na proposta, explotación das cualidades patrimoniais relativas ás edificacións da parcela e á muralla da cidade vella, explicitación da inexistencia do proxecto cultural (CIDEA) que deu orixe ao proxecto arquitectónico, etc. 4) Unha vez paralizadas as obras nos espazos en uso, o Concello xa tería a carta negociadora que podería asumir a asemblea: a posibilidade da súa continuidade. 5) Traballo de innovación xurídica: aquí é onde entran as aprendizaxes da experiencia napolitana. Respecto á autoxestión: recoñecer a informalidade como xeito de organización social lexítimo, é dicir, fronte aos cargos convencionais, a responsabilidade distribuída, anónima, para a xestión dos comúns. Respecto á autoconstrución: imaxinar fórmulas para achegarse ao Código Técnico da Edificación desde os tempos e metodoloxías dos procesos de traballo colectivo. 6) Simultaneamente, formular novas esixencias e mínimos para a negociación coa asemblea, por exemplo: a realización conxunta dun plan de obra para permitir a rehabilitación dos dous edificios sen uso, un plan de mellora autoxestionada das edificacións do CSOA en termos de seguridade estrutural, anti-incendios e de accesibilidade, e un plan de uso compartido da parcela para cando entren en funcionamento os outros edificios como equipamentos municipais.
O terceiro artigo afondaría na perspectiva técnica, quizais a máis útil para sustentar, non só o interese público obxectivo da paralización das obras e da continuidade da Insumisa, senón a esixencia ética de evitar a senrazón. Para empezar, describiríanse as edificacións existentes en termos arquitectónicos co apoio dos informes sobre a parcela realizados polos catedráticos da UDC Pérez Valcárcel e Soraluce Blond (ambos profesores na E.T.S. de Arquitectura da Coruña, o primeiro redactou en 2014 o informe sobre o estado da estrutura das naves incluído no proxecto definitivo, e o segundo realizou en 2013 un estudo sobre as murallas da cidade vella no que se inclúe unha análise da parcela da Comandancia). En resumo: a parcela conta con cinco edificacións na actualidade. As tres naves dianteiras que conformaban xunto aos espazos exteriores anexos o CSOA e que non teñen valor arquitectónico salvo algúns dos seus elementos estruturais; unha nave central en moi mal estado, pero que conserva os seus paramentos, cunha singular estrutura metálica e unha fachada de grandes vidreiras que conforman un lugar polivalente dunha enorme calidade espacial; e un edificio dos anos trinta, antiga residencia de oficiais, cunha arquitectura racionalista volumetricamente moi potente e con espazos de grande interese como a azotea ou as estancias miradoiro.
A continuación, analizaríanse os valores urbanísticos do proceso de uso cidadán representado pola Insumisa. Falaríase da prevalencia do uso fronte ao abandono da cidade en termos de racionalidade, así como sobre a propia lexitimidade urbanística que adquiren estes usos unha vez a ocupación destes lugares por procesos e colectivos informais non é unha casualidade, senón que forma parte da teoría urbana e ten cada vez un maior grao de aceptación no campo dos estudos urbanos críticos (TAZ, terrain vagues, terceiras paisaxes, post-it cities, etc.). Falaríase tamén da condición de diferenza radical a escala metropolitana que representa o CSOA, da súa relevancia en termos de diversidade urbana, unha das procuras fundamentais da investigación sobre a cidade contemporánea. Falaríase por último dos “comúns urbanos”, un campo de interese a escala global de primeira orde na actualidade, e da súa condición de laboratorio nun sentido multidimensional (en termos de organización colectiva, autoconstrución, prácticas culturais, sociais ou políticas, etc.).
Conclusión: se se pensa na parcela da antiga Comandancia desde a análise arquitectónica e urbanística, é imposible xustificar unha intervención que implica investir recursos públicos na rehabilitación de tres naves que non teñen valor patrimonial e que xa estaban a ser rehabilitadas e a acoller usos cidadáns (implicando ademais a súa eliminación), mentres se deixa avanzar cara a ruína total aos outros dous edificios da parcela, estes si cunha clara condición de patrimonio arquitectónico e sen usos formais (a excepción das incursións esporádicas da xuventude) desde finais do século pasado.
O cuarto artigo sería unha descrición dalgúns dos usos e procesos experimentados no CSOA e relacionados con cuestións de debate da máxima actualidade: as realidades que dan conta da singularidade deste tipo de comúns urbanos respecto aos centros cívicos municipais. Nin mellores, nin peores, pero si moi diferentes e necesarios para asegurar a riqueza e a diversidade do ecosistema social, cultural e político da cidade. O desaloxo da Insumisa implica que o público recupera un espazo para o público á conta de destruír un espazo do común. Ningún espazo é 100% accesible. Hai moita xente que xamais entra nun centro cívico e outra que non vai nunca aos centros sociais autónomos. A diferenza relevante é que na actualidade existen 28 centros cívicos ou similares no municipio da Coruña. E só había un CSOA.
Falaríase aquí de conceptos como o empoderamento feminista, a través de experiencias de asemblea onde, en presenza de homes máis vellos e con máis experiencia en procesos de okupación, eran mulleres novas as que tomaban a voz nos momentos clave. Ou da responsabilización e solidariedade radical cos excluídos, algo percibible nas actividades relacionadas cos presos ou nun debate sublime sobre a necesidade de dar espazo ás persoas “problemáticas” do barrio, aínda que iso signifique ter que xestionar os seus conflitos. Falaríase tamén da intensidade das relacións humanas que se forxan nos experimentos de acción cidadá directa como este, no que, entre outras cousas, son só os corpos voluntarios os que poñen en crise a algúns dos grandes temas que dificultan a vida nas cidades, desde a lexislación vixente, ao urbanismo hexemónico, a mercantilización total do solo ou o control sobre as actividades sociais non normativas. Tentaríase ademais, contra o relato da “superioridade” do público, explicar a apertura radical dos comúns, neste caso, a través do exemplo dos skaters, que construíron unha pista de patinaxe incrible unicamente por e para a acción, sen necesidade ningunha de participar no posicionamento político ou no funcionamento cotián da asemblea (unha posibilidade fomentada ademais polas condicións do lugar: o seu tamaño e diversidade de espazos e a súa centralidade urbana). Ou tamén, fronte ao relato da “competencia desleal”, a necesidade da diversidade e a relevancia deste tipo de lugares no ecosistema sociocultural global: por exemplo, os múltiples grupos de música que participaron do espazo e que doutro xeito non terían visitado a cidade pois non dispoñen doutros circuítos.
Moitos outros temas serían tratados aquí: desde a territorialización por grupos de rapaces e rapazas de certos espazos do CSOA sen, aparentemente, o máis mínimo interese político, ata o cariño infinito que expresaba a materialidade das instalacións para a ximnasia e o boxeo ou a condición de auténtico “laboratorio de innovación cidadá” que representaba, ante a falla de conexión coa rede, o sistema de recollida de auga da chuvia ideado.
Como non podíamos facer eses catro artigos, fixemos o mapa adxunto, que representa os principais espazos liberados mediante a súa okupación para o desenvolvemento de actividades colectivas autoxestionadas xurdidos nas últimas décadas na Coruña metropolitana. Neste presente que unha vez máis se demostrou irracional e inxusto, representar o pasado parece o máis oportuno para entender a consistencia deste tipo de materializacións dos comúns e confiar na seguridade do seu futuro. Dous desexos: a) Que o próximo goberno local que se atope con este dilema teña unha maior ambición política, para non claudicar ante a lóxica imperial da senrazón e a violencia, e para asumir a existencia e a necesidade dos aforas ao poder institucional; e b) Que chegue ese seguinte dilema canto antes.
Ergosfera, junio de 2018
Nos gustaría escribir, por lo menos, cuatro artículos sobre el caso del CSOA A Insumisa.
El primero sería un análisis de lo sucedido en términos políticos. Se podría resumir así. La única decisión digna y radical que se podía tomar y que tomó la asamblea de A Insumisa fue negarse a asumir a la eliminación del centro social y rechazar la inaceptable propuesta del Ayuntamiento: desaparecer durante el año y medio que se emplearía en destruir el trabajo colectivo del anterior año y medio para integrarse en un proceso participativo, no sólo diseñado, organizado y controlado por la institución, sino de resultado incierto y dependiente de las próximas elecciones municipales. Salvo esta, si el objetivo fue alguna vez forzar al gobierno local a asumir la continuidad del CSOA en sus mismas condiciones de independencia, la mayoría del resto de las decisiones de A Insumisa sólo pueden ser calificadas como errores políticos. Dos son quizás los más graves: simplificar la imagen pública del centro social, ya que en casi ningún momento se expresó la diversidad de opiniones, objetivos, sensibilidades y formas de vida que lo hicieron posible, y rechazar su condición implícita de actor político de primer orden en el contexto de A Coruña, es decir, no explorar su capacidad real de enfrentarse al discurso construido desde los medios de comunicación y el Ayuntamiento.
Por el otro lado, tras el auto judicial que relata la tolerancia con la ocupación del espacio por parte de las dos administraciones implicadas, Defensa y Ayuntamiento, y salvo la invitación a la ciudad de Giuseppe Micciarelli y Margherita D’Andrea (para participar en un foro público que finalmente no se desarrolló), estamos en completo desacuerdo con todas las decisiones del gobierno municipal de la Marea Atlántica desde finales de 2017, cuando se decide apostar por el proyecto de las “Naves do Metrosidero” a costa de perder toda posibilidad de diálogo real con el CSOA. Bien por que se cree que ese proyecto es “mejor” que el existente, lo cual es un reconocimiento del no reconocimiento de la comunidad alrededor de A Insumisa. O bien, o además de lo anterior, para poder asumir las obras diseñadas para el CIDEA, un proyecto del anterior gobierno del PP, financiadas por el Ministerio de Fomento, y utilizadas como elemento de desgaste por la oposición en el Pleno municipal y por todos los medios de comunicación masivos, en especial los propios y los afines a la Corporación Voz.
Muchos otros asuntos de interés quedarían aún por tratar sobre este proceso en términos políticos. Una reflexión sobre la violencia, por ejemplo, que en este caso se materializó en todas las direcciones y en múltiples formatos y grados (desde las continuas presiones mediáticas con una clara agenda política hasta la violencia policial contra las personas que construyeron y defendieron el centro social, desde las presiones legales y judiciales en defensa del statu quo hasta los insultos y amenazas a los miembros del gobierno local, desde los discursos neutralizadores que se aprovecharon de la asimetría en el acceso a los medios de comunicación hasta el famoso ataque a la sede de la Marea), pero casi siempre sin el respaldo de un debate colectivo sobre su legitimidad. Nadie entendió el contexto político actual como una oportunidad para, por lo menos, optar por una insumisión radical ante el uso de la violencia. En este sentido, si bien algunas de las acciones y reacciones de las personas alrededor de A Insumisa son injustificables desde la perspectiva social y política, en términos históricos parece más preocupante el posicionamiento del gobierno local: por triste que parezca, es posible que el relato construido, principalmente desde la administración municipal y los medios de comunicación masivos, pero también desde A Insumisa, tenga como consecuencia que, finalmente, el desalojo incluso signifique un aumento del apoyo electoral para el partido del gobierno. Ninguna prueba sería más clara del fracaso de la vía municipalista para recomponer el Estado y su conexión con la “gente del común” que la aceptación de la violencia institucional como medio de resolución de este tipo de conflictos sociales.
El segundo artículo sería una hipótesis sobre cómo se podría abordar el asunto para lograr la continuidad del CSOA en sus mismos términos de autonomía. Las acciones a realizar serían las siguientes. 1) A partir de la okupación de la parcela y la constatación de su condición social y abierta, acelerar la cesión del suelo por parte de Defensa para iniciar lo antes posible el proceso de reconocimiento del CSOA por parte del Ayuntamiento (un reconocimiento unilateral, que ya se vería con el tiempo qué significa materialmente, pero que en un principio no necesitaría ni la voluntad explícita ni la participación de la asamblea). 2) Trabajo de pedagogía en la ciudad sobre las cualidades de este tipo de espacios, una labor fundamental que, por desgracia, no fue asumida por ninguna de las partes, poco por parte de A Insumisa y nada por parte del Ayuntamiento: lo fundamental en esta situación era que, por lo menos, una parte significativa de la ciudadanía sintiera curiosidad por conocer de primera mano lo que allí estaba sucediendo. 3) Estudio técnico sobre la necesidad de trasladar la inversión de Fomento hacia los otros edificios de la parcela para hacer el mejor uso posible de los recursos públicos. Diálogo con el ministerio. Si no acepta, batalla política: frente a la muy probable condición estratégica de la licitación como herramienta del PP local y estatal y frente al discurso de la imposibilidad de frenar la inercia burocrática, debate público sobre los argumentos técnicos que recomiendan replantear el proyecto en el nuevo contexto de la ciudad. Si así tampoco acepta el ministerio, inicio del proceso para tumbar el proyecto mediante “ingeniería jurídica” como haría cualquier otra organización de interés urbanístico: búsqueda de defectos formales en la propuesta, explotación de las cualidades patrimoniales relativas a las edificaciones de la parcela y a la muralla de la ciudad vieja, explicitación de la inexistencia del proyecto cultural (CIDEA) que dio origen al proyecto arquitectónico, etc. 4) Una vez paralizadas las obras en los espacios en uso, el Ayuntamiento ya tendría la carta negociadora que podría asumir la asamblea: la posibilidad de su continuidad. 5) Trabajo de innovación jurídica: aquí es donde entran los aprendizajes de la experiencia napolitana. Respeto a la autogestión: reconocer la informalidad como forma de organización social legítima, es decir, frente a los cargos convencionales, la responsabilidad distribuida, anónima, para la gestión de los comunes. Respeto a la autoconstrución: imaginar fórmulas para acercarse al Código Técnico de la Edificación desde los tiempos y metodologías de los procesos de trabajo colectivo. 6) Simultáneamente, formular nuevas exigencias y mínimos para la negociación con la asamblea, por ejemplo: la realización conjunta de un plan de obra para permitir la rehabilitación de los dos edificios sin uso, un plan de mejora autogestionada de las edificaciones del CSOA en términos de seguridad estructural, anti-incendios y de accesibilidad, y un plan de uso compartido de la parcela para cuando entren en funcionamiento los otros edificios como equipamientos municipales.
El tercero artículo profundizaría en la perspectiva técnica, quizás la más útil para sustentar, no sólo el interés público objetivo de la paralización de las obras y de la continuidad de A Insumisa, sino la exigencia ética de evitar la sinrazón. Para empezar, se describirían las edificaciones existentes en términos arquitectónicos con el apoyo de los informes sobre la parcela realizados por los catedráticos de la UDC Pérez Valcárcel y Soraluce Blond (ambos profesores en la E.T.S. de Arquitectura de A Coruña, el primero redactó en 2014 el informe sobre el estado de la estructura de las naves incluido en el proyecto definitivo, y el segundo realizó en 2013 un estudio sobre las murallas de la ciudad vieja en el que se incluye un análisis de la parcela de la Comandancia). En resumen: la parcela cuenta con cinco edificaciones en la actualidad. Las tres naves delanteras que conformaban junto a los espacios exteriores anexos el CSOA y que no tienen valor arquitectónico salvo algunos de sus elementos estructurales; una nave central en muy mal estado, pero que conserva sus paramentos, con una singular estructura metálica y una fachada de grandes vidrieras que conforman un lugar polivalente de una enorme calidad espacial; y un edificio de los años treinta, antigua residencia de oficiales, con una arquitectura racionalista volumétricamente muy potente y con espacios de gran interés como la azotea o las estancias mirador.
A continuación, se analizarían los valores urbanísticos del proceso de uso ciudadano representado por A Insumisa. Se hablaría de la prevalencia del uso frente al abandono de la ciudad en términos de racionalidad, así como sobre la propia legitimidad urbanística que adquieren estos usos una vez la ocupación de estos lugares por procesos y colectivos informales no es una casualidad, sino que forma parte de la teoría urbana y tiene cada vez un mayor grado de aceptación en el campo de los estudios urbanos críticos (TAZ, terrain vagues, terceros paisajes, post- it cities, etc.). Se hablaría también de la condición de diferencia radical a escala metropolitana que representa el CSOA, de su relevancia en términos de diversidad urbana, una de las búsquedas fundamentales de la investigación sobre la ciudad contemporánea. Se hablaría por último de los “comunes urbanos”, un campo de interés a escala global de primer orden en la actualidad, y de su condición de laboratorio en un sentido multidimensional (en términos de organización colectiva, autoconstrución, prácticas culturales, sociales o políticas, etc.).
Conclusión: si se piensa en la parcela de la antigua Comandancia desde el análisis arquitectónico y urbanístico, es imposible justificar una intervención que implica invertir recursos públicos en la rehabilitación de tres naves que no tienen valor patrimonial y que ya estaban siendo rehabilitadas y acogiendo usos ciudadanos (implicando además su eliminación), mientras se deja avanzar hacia ruina total a los otros dos edificios de la parcela, estos sí con una clara condición de patrimonio arquitectónico y sin usos formales (a excepción de las incursiones esporádicas de la juventud) desde finales del siglo pasado.
El cuarto artículo sería una descripción de algunos de los usos y procesos experimentados en el CSOA y relacionados con cuestiones de debate de la máxima actualidad: las realidades que dan cuenta de la singularidad de este tipo de comunes urbanos respeto a los centros cívicos municipales. Ni mejores, ni peores, pero sí muy diferentes y necesarios para asegurar la riqueza y la diversidad del ecosistema social, cultural y político de la ciudad. El desalojo de A Insumisa implica que lo público recupera un espacio para lo público a costa de destruir un espacio de lo común. Ningún espacio es 100% accesible. Hay mucha gente que jamás entra en un centro cívico y otra que no va nunca a los centros sociales autónomos. La diferencia relevante es que en la actualidad existen 28 centros cívicos o similares en el municipio de A Coruña. Y sólo había un CSOA.
Se hablaría aquí de conceptos como el empoderamiento feminista, a través de experiencias de asamblea donde, en presencia de hombres más mayores y con más experiencia en procesos de okupación, eran mujeres jóvenes las que tomaban la voz en los momentos clave. O de la responsabilización y solidaridad radical con los excluidos, algo percibible en las actividades relacionadas con los presos o en un debate sublime sobre la necesidad de dar espacio a las personas “problemáticas” del barrio, aunque eso signifique tener que gestionar sus conflictos. Se hablaría también de la intensidad de las relaciones humanas que se forjan en los experimentos de acción ciudadana directa como este, en el que, entre otras cosas, son sólo los cuerpos voluntarios los que ponen en crisis a algunos de los grandes temas que dificultan la vida en las ciudades, desde la legislación vigente, al urbanismo hegemónico, la mercantilización total del suelo o el control sobre las actividades sociales no normativas. Se intentaría además, contra lo relato de la “superioridad” del público, explicar la apertura radical de los comunes, en este caso, a través del ejemplo de los skaters, que construyeron una pista de patinaje increíble únicamente por y para la acción, sin necesidad ninguna de participar en el posicionamiento político o en el funcionamiento cotidiano de la asamblea (una posibilidad fomentada además por las condiciones del lugar: su tamaño y diversidad de espacios y su centralidad urbana). O también, frente al relato de la “competencia desleal”, la necesidad de la diversidad y la relevancia de este tipo de lugares en el ecosistema sociocultural global: por ejemplo, los múltiples grupos de música que participaron del espacio y que de otro modo no habrían visitado la ciudad pues no disponen de otros circuitos.
Muchos otros temas serían tratados aquí: desde la territorialización por grupos de chavales y chavalas de ciertos espacios del CSOA sin, aparentemente, el más mínimo interés político, hasta el cariño infinito que expresaba la materialidad de las instalaciones para la gimnasia y el boxeo o la condición de auténtico “laboratorio de innovación ciudadana” que representaba, ante la falta de conexión con la red, el sistema de recogida de agua de la lluvia ideado.
Como no podíamos hacer esos cuatro artículos, hicimos el mapa adjunto, que representa los principales espacios liberados mediante su okupación para el desarrollo de actividades colectivas autogestionadas surgidos en las últimas décadas en A Coruña metropolitana. En este presente que una vez más se demostró irracional e injusto, representar el pasado parece lo más oportuno para entender la consistencia de este tipo de materializaciones de los comunes y confiar en la seguridad de su futuro. Dos deseos: a) Que el próximo gobierno local que se encuentre con este dilema tenga una mayor ambición política, para no claudicar ante la lógica imperial de la sinrazón y la violencia, y para asumir la existencia y la necesidad de los afueras al poder institucional; y b) Que llegue ese siguiente dilema cuanto antes.
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«La degradación como ambiente de falta de competencia. El gran descampado de Benidorm»
Aportación para la revista Cactus Nº14
Pequeño texto y fotografía aportados para el número 14 de la revista Cactus, en el que hay una sección dedicada al 4º Festival UrbanBAT (Bilbao, 19-21 de noviembre). La revista se puede consultar al completo aquí y cuenta con colaboraciones de UrbanBAT, LaFábrika detodalavida, LaCol, Íñigo Varona y Atelier d’Architecture Autogérée.
El gran descampado de Benidorm.
Ergosfera, octubre de 2015
Vivir. Hogar a la intemperie de personas sin techo. Antiguas viviendas con huerta, ahora okupadas por nuevos inquilinos. Deshacerse de cosas. Vertedero disperso, escombreras de todo tipo de materiales (¿parte del proceso continuo de renovación hotelera?). Lugar de abandono y posterior reproducción de cerdos vietnamitas. Estar. Fiestas y reuniones juveniles. Sexo casual y/o clandestino (mucho). Lugar de paso de camino a las discotecas y afters de la avenida de la Comunitat Valenciana. Comunicar. Grafitis en las ruinas y bordes perimetrales. Naturaleza. Biodiversidad no planificada. Barranc de Lliriet. Riqueza formal de la micro-topografía. Economías. Mercadillo de miércoles y domingos (legal). Prostitución (alegal). Venta de drogas: cocaína y heroína (ilegal). Memoria. Trazas catastrales conservadas. Muros. Arquitecturas. Condones, calzoncillos, bragas, sujetadores, colchones, botellas, colillas.
La Partida Armanello o el gran descampado de Benidorm acoge lo que no tiene lugar ni en “la única que merecía ser habitada” de entre las ciudades construidas en el siglo XX. Está en contacto con la densidad y la continua actividad urbana, y sin embargo, es un ambiente sin competencia del mundo formal, un ecosistema prácticamente autogestionado por sus habitantes. Para lo bueno y para lo malo.
El abandono y la degradación son componentes fundamentales de esta forma de urbanidad. Las sospechas de corrupción y la paralización del infame plan urbanístico del magnate local de turno para su reconversión verde, son más contingentes, pero igual de consustanciales en términos prácticos. Es importante haber empezado a reconocer y valorar las alterotopías. Pero igual de importante es averiguar qué podemos hacer para mantener y reproducir cualidades urbanísticas tan maravillosas y necesarias como absolutamente contradictorias con la opinión pública y el sentido común.
* Pensamiento de Henri Lefebvre citado por José Miguel Iribas en “Aprendiendo de Benidorm” (Arquitectura Viva, Nº117).
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CHALÉS-SOBRE-ESPACIOS-PRODUCTIVOS, aportación para Bartlebooth 4: “Las virtudes”

Ya está publicado el cuarto número de Bartlebooth: “Las virtudes”, un auténtico librazo en el que colaboramos con un pequeño avance de un trabajo sobre una nueva tipología arquitectónica que habita en las carreteras-calle gallegas: los chalés sobre espacios productivos.
* Se puede descargar la versión original y en color del documento aquí: [PDF/21MB].
** Todo esto proviene del post: Marmolería-Casa en la N-VI (Outeiro de Rei, Lugo).
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Debajo del puente. Introducción a los secretos de lo genérico para producir condiciones urbanas deseables
Dejamos por aquí un artículo en el que se empiezan a describir los componentes de la máquina “debajo del puente” a partir de su condición de espacio genérico y al margen del proyecto arquitectónico.
Se trata de un proyecto de investigación académico, con las limitaciones que esto implica, y aún en una fase muy inicial, aunque parte de un trabajo comenzado hace unos años con un formato diferente.
Este artículo fue presentado en el I Congreso Internacional en Arquitectura y Crítica “critic|all” (Madrid, 12-14 de junio de 2014), en el que se expusieron muchos otros trabajos de interés que pueden ser consultados en las actas digitales del evento.
Introducción a los secretos de lo genérico
para producir condiciones urbanas deseables
[PDF: 1.32MB]
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Los inicios de la máquina urbanística “Centro Comercial” en A Coruña, en BARTLEBOOTH MAG Nº1 (LOS INICIOS)
Dejamos por aquí el enlace al primer número de Bartlebooth Mag, una nueva publicación editada por compañer@s de la escuela, a la que contribuimos con un pequeño documento que no es más que la remaquetación de un gif elaborado ya hace mucho tiempo, pero que se había quedado en algún ordenador sin ver la luz, hasta que llega una ocasión como ésta (el número se titula “Los inicios”) en la que pudimos encontrarle algún sentido…
Se trata de una síntesis de los elementos básicos que componían la máquina urbanística “centro comercial” en su primer contacto con A Coruña en 1985…
Enhorabuena a l@s editores de Bartlebooth Mag, por la iniciativa y por el formato propuesto, y gracias por contar con nosotros!
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Y MAÑANA MÁS… (aunque la urbanista Aurelia Rey no haya estudiado en la ETSAC ni esté colegiada en el COAG)
Los intentos de desahucio de Aurelia Rey que se están produciendo estos días en el número 9 de la calle Padre Feijóo de A Coruña son un acontecimiento perfectamente consecuente con un sistema urbanístico-inmobiliario injusto, pero asumido como inevitable por buena parte de la opinión pública.
Esta vez no se trata de la estafa hipotecaria común (promovida por las políticas estatales de fomento de la propiedad y el endeudamiento ciudadano como única forma de acceso a la vivienda) que hoy dominan el debate público por la incontrolable difusión de imágenes bochornosas de desahucios y suicidios relacionados con la cuestión. En este caso, hablamos de un proceso de gentrificación y mobbing inmobiliario, es decir, de la utilización de la ingeniería legal más sofisticada para llevar a cabo una operación urbanística de primer orden: la sustitución de una población precaria y normalmente envejecida por otra más afortunada en la ruleta de distribución de rentas, formada por colectivos más jóvenes, probablemente más guapos y “creativos”, y seguramente más consumidores, es decir, buenos ciudadanos.
En términos urbanísticos (y aunque comienza a fraguarse mucho antes), el contexto de este desahucio tiene un punto de inflexión en la creación de una nueva centralidad comercial a nivel metropolitano en el barrio donde vive Aurelia desde hace 34 años. Un ámbito que, a través de la reconstrucción del mercado municipal de la Plaza de Lugo, se inserta en un rápido proceso de reconversión en un “centro comercial abierto” capaz de atraer a las principales marcas transnacionales, en este caso, a todos los contenedores-Inditex y alguna otra empresa global como Fnac. Un proceso que, junto con la construcción de media docena de nuevos centros comerciales en el área metropolitana, ha terminado por desplazar la centralidad comercial desde la Pescadería (Calle Real, San Andrés, etc.) hacia este primer ensanche de la ciudad.
A partir de este momento (2006), la presión sobre la zona se dispara de forma “natural”, produciendo una revalorización inmobiliaria del ámbito culminada hace unos meses con el anuncio de la compra de la mayoría de los bajos comerciales de la calle Compostela por Inditex, con el objetivo de continuar el proceso de transformación del barrio en infraestructura comercial de gran escala, ahora ya como aventura capitalista comandada por un conglomerado empresarial cuyo máximo accionista es el supuesto tercer ciudadano más rico del mundo (y vecino de la ciudad).
En este contexto, los intentos de desahucio de Aurelia no son más que una consecuencia de un sistema en el que las plusvalías generadas por la actividad urbanística pública (en este caso, la reconstrucción de un mercado municipal y la creación de una plaza peatonal rodeada de bajos comerciales -gracias al soterramiento del tráfico rodado-) son capturadas en exclusividad por los propietarios del suelo, y no por el común de la ciudadanía, que somos quienes en realidad las producimos a través de las inversiones realizadas por las instituciones públicas.
A partir de ahí, diferentes estrategias legales nacidas, sobre todo, a raíz de normativas como la “Ley de medidas de fomento y agilización procesal del alquiler y de la eficiencia energética de los edificios” o la “Ley de medidas de agilización procesal” (eufemismo del conocido “desahucio express”) aprobadas por el PSOE en 2009 y 2011, se convierten en instrumentos facilitadores del acoso a la población indeseable desde el punto de vista de la maximización de los beneficios para los arrendadores.
Una cuestión apoyada además en discursos confusos como el de las llamadas “rentas antiguas”, que, por ejemplo en este caso (126 €), supone más del tercio recomendado de los 356 € que cobra la inquilina como pensión, por lo que no sólo no se trata una renta antigua, sino que es demasiado alta para una persona que no se acaba de mudar a una vivienda “por encima de sus posibilidades”, sino que lleva residiendo en ella desde hace más de tres décadas.
La supuesta injusticia con los arrendadores que esgrime la doctrina capitalista ante estas situaciones se basa en el supuesto de que los precios de los alquileres los debe fijar únicamente el fluctuante valor del suelo, y no las capacidades económicas de los inquilinos ya establecidos en un lugar. Una cuestión que, al ser primordial para la “sostenibilidad” de un mercado tan especulativo como el inmobiliario, ha sido introducida en el aparataje legal correspondiente hasta el punto de dejar en manos de las administraciones públicas la responsabilidad exclusiva de proveer de alojamientos a precios sociales para la población precaria. Y esto es algo que tiene importantes consecuencias para la ciudad, dado que el sistema de consecución de suelo público con el que funcionamos en la actualidad (basado principalmente en el “crecer para conseguir” y, por lo tanto, ligado a las grandes operaciones en suelos urbanizables en los bordes urbanos) nos lleva a que estas poblaciones puedan ser expulsadas a la periferia cada vez que el mercado decida transformar un determinado barrio como proyecto empresarial urbano.
La conclusión que desde el urbanismo se puede sacar de este fenómeno parte de un principio muy claro: el patrimonio urbano no está formado únicamente por objetos o espacios, sino también por formas de vida que cultural y técnicamente aportan valor a la ciudad. Por lo tanto, el desahucio de Aurelia no es un tema desvinculado de la urbanística al que sólo podemos atender como ciudadanos indignados. El urbanismo tiene suficientes argumentos técnicos para demostrar la importancia del fomento y la conservación de las formas de vida como la que representa esta ciudadana:
1) Aurelia no es sólo un individuo, sino parte de una red de relaciones sociales tejidas en un barrio durante décadas: eliminar una pieza implica consecuentemente el debilitamiento de la estructura de la que forma parte.
2) Aurelia no es sólo una anciana más en un gueto gerontológico, sino parte una fauna humana diversificada compuesta por elementos asimilables tanto a lo local como a lo global: sus movimientos cotidianos (que no son los del garaje al centro de trabajo periférico como el de muchos de sus vecinos) aportan una necesaria diversidad (inclusiva) entre los nuevos yuppies que abarrotan las vinotecas cool, o entre los modernos con bolsas de tesoros recién adquiridos en Fnac o Zara.
3) Aurelia no es sólo una diferencia genérica y pasiva entre otras, sino una que forma parte de una máquina de resistencia inconsciente hacia el proyecto capitalista (no democrático) con el que se diseña el futuro de un determinado barrio de la ciudad. Esa cualidad de pieza natural, no vinculada a la reflexión sino a la acción vital disidente, la convierte en relevante casi como forma de urbanismo en sí misma, es decir, como cualquier otro instrumento urbanístico con el que influenciamos el devenir urbano derivado de las lógicas dominantes y problemáticas del Estado y el Mercado.
Estos motivos son más que suficientes para que los urbanistas tengamos algo que opinar al respecto, incluso sin entrar en cuestiones como la indignidad social que representa la expulsión de una anciana del barrio donde quiere y puede seguir viviendo, o como la lucha porque el derecho a la vivienda digna de la que hablan la Constitución Española (art.47) o la Declaración Universal de los Derechos Humanos (art.25) se haga efectivo más allá de las palabras.
Por cierto, para los representantes del COAG y la ETSAC que tanto claman últimamente por la dignificación de la profesión y su acercamiento a la sociedad: mañana es otro día. Y las formas de vida patrimoniales de muchos barrios de la ciudad seguirán necesitando nuestro apoyo (en forma de argumentos técnicos hechos públicos) una jornada más…
DESDE LA 08:00 H
EN LA CALLE PADRE FEIJÓO Nº9
(A CORUÑA)…
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Arquitectura Viva / Arquitectura Muerta
Una sensación profundamente extraña. Eso es lo que queda tras ver el nuevo número de la revista Arquitectura Viva dedicado a los “colectivos españoles”. Extraña, aunque muy cercana al sentimiento de derrota inesperada o, más bien, a la simple sospecha de que si estamos ahí es porque nuestro trabajo tiende a significar nada.
El cabreo que pillamos tras comprobar que nuestro mini-texto de presentación había sido modificado (pareciendo aún más absurdo que el original…), en realidad, era sólo una vía de escape para esa decepcionante sensación de vernos caricaturizados (junto a parte del resto de la generación perdida) bailando al son de Luis Fernández-Galiano, director del cotarro, y que ya en la editorial nos sitúa como una divertida y bienintencionada repetición de una fase vital más o menos genérica, pero que, por supuesto, él y su generación abandonaron ya en su momento por su incapacidad para compartir cartel con la racionalidad y las necesidades del occidente acomodado.
Así pues, tras la rápida ilusión de ver nuestro trabajo reflejado, aunque sea de forma testimonial, en un medio cultureta de primera división, la sensacion post-parto es francamente inquietante: ¿Qué significa que una revista conservadora dedique un número a un tema en el que cabemos junto a muchos de los grupos con los que nos identificamos? ¿Es, como se intenta reflejar, la constatación de un cambio imparable que un medio generalista ha sabido detectar y que, consecuentemente, incluye en el campo de lo posible? ¿O quiere decir, por el contrario, que de alguna forma nuestro trabajo se ha estabilizado y ya no representa ninguna posibilidad ilusionante para el porvenir?
Así de primeras, y con el mal cuerpo aún presente, algunas de las cuestiones que nos preocupan son:
1.- Por una parte, lo incómodo que resulta pensar en la importancia de los que no están, ya que muchas de las personas, colectivos o lo que sean, que más valoramos por lo críticos e inspiradores que se han mantenido hasta la fecha (como Recetas Urbanas, Hackitectura, Todo por la praxis, Straddle3, Arquitecturas Colectivas, n+1, pescadería20, La Ciudad Viva o Democracia) no aparecen en el “diccionario de colectivos” elaborado por la revista.
Y aunque éste no se planteara en ningún momento como un compendio absoluto, e incluso contara con nuestras sugerencias para conformar la lista (nosotros mismos podríamos haber mencionado todos estos nombres y no lo hicimos), por el motivo que sea los que se han quedado fuera son quizás los que mantienen un posicionamiento más abiertamente crítico con los sistemas de construcción del mundo dominantes en los foros de debate “cultural”, es decir, con la arquitectura de los arquitectos desvinculados por decreto divino de los procesos edificatorios asociados a la burbuja inmobiliaria, pero que funcionaron (como explica perfectamente Observer en “El príncipe arquitecto y la rana inmobiliaria”) como agentes ultranecesarios para su existencia, mientras eran sostenidos y representados en la esfera pública, por ejemplo, por revistas como Arquitectura Viva (basadas en la exaltación de las castas arquitectónicas ilustradas, el buenrrollismo neutral y confidente con el que paga, las infografías tipo Show de Truman con gente muerta de felicidad, o las fotos orgullosas de mostrar edificios sin personas como acompañamiento a textos aburridísimos que siempre pasaban por alto las causas y consecuencias de aquello que se pretendía analizar).
Un discurso que, por cierto, aún tiene una gran vigencia, sobre todo en el circuito Universidad – Medios de comunicación, y que se manifiesta de forma cada vez más delirante y bochornosa: por poner un ejemplo cercano y de actualidad, la ETSAC organiza esta semana las conferencias “La vivienda del Arquitecto en el borde del mar” (con Manuel Gallego, Arturo Franco Taboada y Iago Seara como maestros speakers), un tema de incalculable interés para el presente y que casi parece planteado como una performance didáctica sobre la pluralidad que permite la libertad de expresión. Sobre todo, si tenemos en cuenta que mientras sucede esto, a Joaquín Torres, el perfecto chivo expiatorio del sistema cultureta -y al que toda una generación de arquitectuchis le debe unas copas por fingir ser el malo de la película y sostener así su papel de buenos-) no se le invita ni a escribir en Arquitectura Viva ni a dar una conferencia en la ETSAC. Que alguien llame al camión.
Volviendo al asunto, sinceramente, no creemos que haya habido ninguna intencionalidad en esta selección, pero tampoco que se trate de una simple casualidad… Y estar en un sitio donde no aparecen representados muchos de los trabajos que más valoramos y nos han influido es una cuestión que nos hace dudar.
2.- Por otra parte, también resulta destacable lo que no está en la revista, que, desde una perspectiva más o menos “utilitaria” (que no tendría porque coincidir con los objetivos editoriales), serían el análisis de nuestros problemas y la representación de nuestras críticas directas hacia el común devenir de la profesión o hacia las formas de construcción de la ciudad, ambas cuestiones a las que quizás sí le vendría bien la cualidad mediática de la revista.
En este sentido, aunque la mayoría de los colectivos representados plantean en sus textos muchos de los intereses y posicionamientos críticos que compartimos (tanto respecto a las formas de trabajo, como a las ideas sobre los fenómenos urbanos o a la condición de ciudadanía), en general, y quizás por las perspectivas que manejan los artículos y la editorial que acompañan al “diccionario”, no se desprende ninguna sensación clara, ni de crítica hacia lo que hay, ni de preocupación por las limitaciones que encontramos en el día a día.
Y no se trata para nada de hablar sobre “la crisis” o de plantear la cuestión en términos de simplonas acusaciones intergeneracionales (como la empanada que se cocinó hace unos días Manuel Ocaña…), pero sí de enfocar nuestro trabajo con menos remilgos autocomplacientes y relatos neutralizadores (nosotros los primeros). Aunque sean cuestiones mencionadas, en ningún momento se profundiza en los problemas que nos afectan (como las dificultades a la hora de viabilizar la precariedad estructural pasado un tiempo determinado, o de canalizar los impulsos ciudadanos sin remitirnos a lo festivo como argumento principal), ni en las críticas radicales a los sistemas laborales dominantes en la profesión que, en realidad, conllevan cada una de nuestras decisiones organizativas.
Y aquí quizás entra de lleno la cuestión del medio de comunicación. Aunque lo hayamos intentado, ni los textos propios de los colectivos, ni desde luego los dos artículos que acompañan al “diccionario”, consiguen en conjunto eliminar el aura neutralizadora que impone el medio donde se inscriben. Cerramos la revista conociendo a una decena más de compis, autoafirmando los lugares comunes y poco más. Quizás más agradable en teoría, pero nada muy diferente respecto a los números dedicados a los Moneos o Fosters de turno.
3.- Y por último, tampoco es muy relajante pensar en quién dirige el asunto.
La imagen que acompaña a este post es la presentación de la exposición comisariada por Galiano para la Bienal de Venecia de este año. Un esperpento para publicitar “los méritos y logros de la arquitectura española reciente”, protagonizado por los de siempre (en este caso, Paredes-Pedrosa, Nieto-Sobejano, RCR, Mangado y Mansilla-Tuñón), pero aderezado esta vez con la compañía de decenas de estudiantes, ridiculizados a lo Guantánamo Bay, con la misión de explicarle a los visitantes las maravillosas maquetas de la arquitectura-de-la-buena made in spain, mientras, a modo persona-orquesta, hacen patente performativamente “el estado deplorable en el que se encuentra la profesión”.
Una imagen, contemporánea al nuevo número de Arquitectura Viva, que da bastante que pensar sobre las intenciones editoriales de la revista. Básicamente, porque en esta clase de composiones bizarras en las que se mueve Galiano, la verdad es que no nos gusta ningún papel: ni el de estudiante exclavizado-pero-disfrazado-de-exclavo a ver si cuela como metáfora, ni el de “crítico” satisfecho y ya sin motivos ni ganas de mojarse, ni el de arquitectuchi aburrido que nunca se pregunta porque está siempre ahí, ni el de pánfilo periodista que va a publicar directamente la nota de prensa repartida en el evento.
Volviendo a la revista (sobre el tema Bienal, queda todo claro con los análisis de n+1 al respecto: aquí, aquí y aquí), la editorial de Galiano no deja lugar a dudas: hemos venido a animar la fiesta en sus horas de bajón, y con un poco de suerte podemos acabar con nuestro culo decidiendo qué cantamañanas van a ir esta vez a Venecia y, sobre todo, cómo decoramos el asunto para parecer preocupadísimos por cada presente que se tercie.
En fin, aunque todo esto pueden ser cosas de pijos periféricos (quizás a los de provincias aún nos quedan grandes los saraos de la capital), la sospecha de que los 48 grupos representados estamos paralizándonos hasta el punto de poder ser capturados por la foto, está presente desde que cerramos la revista. Lo que no pudo “la crisis”, lo puede conseguir nuestra propia autorepresentación como parte de la arquitectura muerta. Aún hay mucho que inventar para no darle la razón a Galiano.
* A pesar de este ladrillo, no podemos más que agradecer a Lys Villalba el cariño dispensado en el trato durante estos meses.
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TERRITORIOS DESPRECIADOS-PERO-SIN-PRECIO
GAL_may2012 / ESP_ago2012
“Os artigos que compoñen esta edición elaboran, dende espazos teóricos á vez heteroxéneos e afíns, unha cartografía suxerida das ecopolíticas contemporáneas: a necesidade de superar a noción de biopolítica como horizonte crítico presente repensando a noción de vida aí implicada, a visibilización de alternativas fronte ás xustificacións instrumentais do control técnico dos comúns, a apertura dun espazo máis aló da noción de dereito no que respecta á natureza e ás políticas que a teñen por obxecto, para abrir o lugar dunha relación desapropiadora, a construción dunha narrativa crítica fronte aos tópicos asumidos respecto ao “feísmo” que abra outra mirada sobre o xeito no que os grupos humanos se constrúen no espazo e sobre os micro-espazos de resistencia ao capitalismo global, a reivindicación da relación entre arte e natureza para recuperar espazos danados pola actividade extractiva, ou a necesidade de ir máis aló do conservacionismo e dunha idea inxenua de natureza para poñer en primeiro plano das políticas ecolóxicas a cuestión da cidade. Todas elas liñas diversas mais converxentes que se esforzan en reinscribir a que “aquíagora” é xa a política por vir.”
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ELLESETTE Nº2 # ARCHITETTURA ZERO
El número 2 de la revista ellesette es el resultado del taller “Architettura Zero”, una intensa semana de trabajo desarrollada en el Politecnico di Bari en mayo de 2011, en la que estudiamos algunas de las estrategias para producir proyectos contradictorios con los presupuestos formales, temporales o económicos en los que se suelen basar las intervenciones urbanas.
A partir de las preguntas lanzadas por ellesette sobre la posibilidad de una arquitectura de “volumen 0”, “tiempo 0”, “presupuesto 0”, “kilómetro 0” o “tecnología 0”, los 6 grupos de trabajo elaboraron propuestas para intervenir en varios lugares de Bari que compartían la condición de espacios infraestructurales (superficies de aparcamiento, grandes glorietas, viaductos urbanos, etc.). Dos cuestiones principales centraron los trabajos en los que colaboramos:
(G1) Frente a la tendencia a minimizar los agentes involucrados en los procesos de intervención urbana, o al mantenimiento de las formas de relación con las que se jerarquizan y definen las posibilidades de participación de cada uno de ellos, se abogó por una lectura más inclusiva de la realidad; un análisis que implique el reconocimiento de los individuos y colectivos invisibilizados por las políticas públicas y los intereses privados, a partir, por ejemplo, del estudio casi arqueológico de las huellas de uso que cualifican a cada uno de los lugares seleccionados.
En este caso, un viaducto urbano con unas cualidades formales y dimensionales de gran valor, se planteó la pregunta de cómo apoyar la consolidación de los usos estanciales que ya acoge el lugar, sin eliminar las cualidades “periféricas” que los posibilitan, pero convirtiéndolo en deseable para un mayor número de ciudadanos.
(G4) Frente a los procesos de “recualificación urbana” o “humanización” que se han convertido en indiscutibles para el pensamiento a la europea, se planteó la pregunta de cómo introducir dosis de “ciudad genérica” capaces de formalizar conceptos complejos como vacío; desde una perspectiva alternativa, tanto al falso minimalismo municipal de la maceta y el pavimento de piedra, como a la colectivización autónoma (casi radical en términos conceptuales) de espacios públicos o privados únicamente si su programa es el aparcamiento.
En este caso, formas y materialidades genéricas (básicamente, el asfalto preexistente, bolardos y verjas estandarizadas y palets) para dar comienzo a un proceso experimental de uso y gestión que, ante la bajísima inversión económica inicial, sea capaz de reaccionar ante sus éxitos y fracasos; permitiendo, tanto su modificación espontánea y autónoma, como la posterior consolidación de configuraciones persistentes, o el sostenimiento de microcambios propuestos por técnicos como invocación prueba-error de deseos y necesidades latentes. Lo ultralocal apropiándose de las tipologías espaciales globalizadas.
A nivel urbano, en ambos casos se reconoce el valor diferencial y necesario de las formas y materialidades que definen a los espacios infraestructurales. Sus posibilidades de futuro no pasan únicamente por su transformación en aparcamientos o por su asimilación a las normas de urbanización municipal. También podemos explotar sus cualidades genéricas, respetar los usos no mediáticos que ya tengan lugar, e intervenir de forma que simplemente se amplíen las posibilidades de desarrollo de otras actividades urbanas complementarias.
A nivel profesional, en ambos casos se propone un escenario laboral tan callejero como burocrático, implicando el uso de herramientas casi ¿políticas? (para ampliar las formas de negociación entre actores asimétricos) y una cierta difuminación de los formatos más básicos de organización profesional, debido a los diferentes tipos de cooperación planteados con los actores implicados en cada caso, cuya relación con los arquitectos (o con las administraciones públicas) ya no es canalizable únicamente a través de tasas o leyes, sino de acompañamiento en la materialización de intereses y deseos compartidos o conflictos irresolubles.
Muchas gracias por la invitación a todo el equipo de ellesette y en especial a nuestro brother Alessandro Cariello! Y enhorabuena a tod@s por esta publicación tan seria!
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La ordenanza de terrazas: un nuevo intento de regulación estético-política de la ciudad
El Ayuntamiento de A Coruña está redactando la nueva ordenanza de terrazas para la ciudad, un documento que esperan hacer público este año y que la próxima semana tratarán con algunos representantes de la hostelería local.
Además de las nuevas tasas y regulaciones sobre la ocupación del espacio público, la normativa pretende fijar una serie de parámetros estéticos para unificar todos los elementos que intervienen en el programa “terraza”: colores, formas y materiales para toldos, cortavientos y mobiliario. Según publicaba esta semana La Voz de Galicia, incluso Hector Cañete (presidente de la Confederación de Empresarios de Hostelería de Galicia y muy cercano al PP local) cree que “sería bueno homogeneizar todo el mobiliario en la zona centro y las calles señaladas”, ya que “sería una muy buena imagen para la ciudad”.
Por lo que parece, se trata de una nueva medida para despolitizar el espacio público a través del control estético (la idea de coherencia y limpieza que se busca a través de este tipo de entornos urbanos es la misma que reproducen todos los centros comerciales privados de la ciudad): ¿Para qué necesitan los bares y cafeterías un uniforme de castigo que acabe con las diferencias propias de una ciudad construida por tod@s? ¿Por qué iban a ser mejores la calle Barrera o la Franja con todos los toldos, cartelería y mobiliario similar o directamente igual?
Aunque estas medidas son tan absurdas que evidentemente el PSOE o el BNG también las llevarían a cabo si gobernasen (el reglamento actual* ya se presentó como una declaración de “guerra al feísmo”), esperamos que el concejal de urbanismo, un arquitecto en este caso, se posicione frente a las ideas dinamiteras de su partido y de sus fans “agentes sociales”. La estética de los bares no es ninguna broma. Y es inaceptable que el urbanismo se siga planteando como una herramienta de control y limitación en lugar de como una técnica capaz de aportar valor a los fenómenos urbanos como las terrazas.
* Normativa vigente: Ordenanza municipal reguladora de la ocupación temporal de espacios exteriores con mesas, sillas, veladores e instalaciones análogas que constituyan actividad de hostelería (2002).
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< PONT DE LA GALIOTE >
SITUACIÓN //
El puente de la Galiote es una de las entradas principales a Saint-Aygulf (Francia), una población costera situada entre Saint-Tropez y Cannes, dos de los nodos globales del turismo del lujo en la Costa Azul – Riviera francesa.
PROGRAMA //
El puente cruza y es parte de la playa de la Galiote, el principal espacio de ocio de Saint-Aygulf, por lo que se trata de un caso de “debajo del puente” como escenario de un uso plenamente aceptado y común; y donde el hormigón armado, lo infraestructural, convive con la idea de perfección del turismo de sol y playa mediterráneo y a la francesa.
INFRAESTRUCTURA // ESCALA // HISTORIA //
La aparición de esta singularidad, un viaducto sobre una playa, es una consecuencia directa de la escala del paisaje en términos infraestructurales, ya que forma parte una línea de costa completamente diseñada y transformada por la ingeniería humana.
La playa de Saint-Aygulf, que llevaba en recesión desde que existen datos, fue devastada en 1959 por el oleaje producido tras la rotura de una presa cercana. En los años 80, tras tomarse la decisión de reconstruir una playa que ya era practicamente inexistente, el Laboratoire Central Hydraulique de France elabora un amplio estudio hidrodinámico del golfo de Fréjus – Saint-Raphael, realizando para ello un avanzado modelo a escala sobre el que se podía analizar el funcionamiento de todos los flujos y comportamientos materiales de la zona.
Dicho estudio se tradujo en una obra ingenieril sin precedentes que supuso el bombeo de 200.000 m3 de arena desde Port-Fréjus (a través de un conducto de 3 Km de longitud), y que se culmina en 1989 con la construcción de tres rompeolas y una espiga en forma de T para modificar las dinámicas mareales existentes. A partir de este momento, tanto la playa de Saint-Aygulf como la de la Galiote comienzan a crecer “naturalmente” hasta conformar su estado actual.
La radicalidad que representa esta operación es aún mayor si tenemos en cuenta que la carretera que acaba convirtiéndose en el puente de la Galiote es además el borde de los Estanques de Villepey, un territorio lagunar de 260 ha, adquirido por el Conservatoire du Littoral entre 1982 y 1997, que hoy es parte de la Red Natura 2000.
CONEXIÓN // POSICIONAMIENTO //
El viaducto es la materialización de la idea del cruce ininterrumpido de flujos. Desde esta perspectiva, el (debajo del) puente de la Galiote es una herramienta territorial que permite la conexión directa con la línea de costa. Varios tipos de agentes hacen uso de esta conectividad: desde la fauna de las lagunas con las que limita, hasta l@s residentes de un camping cercano, o las grandes riadas que cada cierto tiempo exponen la fragilidad del territorio diseñado por los humanos. Esta última cuestión nos remite al tema de la pertinencia del lugar como referencia.
En un momento en el que la transformación de los paisajes vinculados al agua ya se enfrenta a evidencias capaces de competir con el beneficio económico a corto plazo, el urbanismo no puede sino celebrar que otr@s hayan puesto en circulación los argumentos que como profesión no fuimos capaces de imaginar. Imposible mientras nuestra única preocupación era la construcción de vivienda masiva; primero para vivir, luego para veranear y más tarde para especular.
Sin embargo, si bien la ecología maneja unas herramientas afinadas para denunciar la agresividad de este tipo de intervenciones sobre el territorio, el urbanismo tiene además la obligación de analizar estas distorsiones artificiales en busca de la posible emergencia de cualidades urbanas reproducibles.
Al igual que la mirada de Yann Arthus Bertrand saca valor de este paisaje a través de una fotografía, l@s arquitect@s/urbanistas también podríamos estar atent@s a las consecuencias colaterales de muchas de las intervenciones-tropelía con las que transformamos el mundo; sobre todo en aquellas, como ésta, en las que su carácter público las convierte en territorios ampliamente utilizados. Presente puro: protección de la biodiversidad, tráfico rodado y turismo masivo componiendo una máquina tan sublime como diabólica.
DIFERENCIAS //
El espacio urbano producido por el Puente de la Galiote representa una diferencia por desplazamiento, es decir, por confrontación directa entre realidades normalmente desvinculadas. En este caso, una infraestructura viaria y una playa, un lugar, en principio, definible a través de tres condiciones: estar abierto al mar, ser un espacio liso de uso espontáneo y autoregulado, y disponer de una materialidad, la arena, capaz de dialogar con el cuerpo de múltiples formas.
Aunque estas condiciones ideales son continuamente modificadas por los contextos locales (como en Italia, donde la mayoría de las playas son privadas y reguladas, o como en el Seagaia Ocean Dome, donde todas estas condiciones son reproducidas artificialmente en el interior de un contenedor-arquitectura), la aparición de esta infraestructura produce aquí, al menos, dos singularidades de interés:
1) Por una parte, la aparición de un espacio cubierto, pero igualmente público, en el medio de una playa, aumenta sus posibilidades de uso como espacio urbano.
Al introducir un objeto-estría en un espacio que tiende a lo liso se modifican las condiciones ambientales del conjunto, tanto dentro como en las inmediaciones del elemento “distorsionador”. Y esto permite la imaginación de formas de uso no planteables de una forma tan directa en las condiciones habituales de una playa, como la introducción de nuevos programas (complementarios o no), o el uso del propio programa playa por parte de personas que no lo hacían en su “formato básico”.
2) Por otra parte, la función-condición del viaducto como línea límite permeable genera una especie de playa interior que amplía el catálogo de espacios urbanos posibles. Esto permite, por ejemplo, la imaginación de arenales de esta escala en otro tipo de entornos metropolitanos, en un momento en el que parecen haber sido completamente proscritos de la ciudad por problemas de salubridad (fácilmente resolubles con diseños que partan de la eficacia de los sistemas de gestión y mantenimiento).
Ambas singularidades se basan en la modificación de alguna de las condiciones básicas de la idea -espacio urbano playa- mientras conservan las demás. Una estrategia, basada en este caso en el desplazamiento, muy útil para distorsionar las convenciones sobre las que pivota la construcción de espacios urbanos; y que hoy en día las infraestructuras, la ingeniería, ponen en marcha en mayor medida que la arquitectura y el urbanismo.
REFERENCIAS // NOTAS //
> Historia de las playas (L’Aygulfois)
# Los conceptos de espacio liso y estriado, tomados de Deleuze, están utilizados de una forma banal y directa. Como simple herramienta para pensar.
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< I-5 COLONNADE MOUNTAIN BIKE SKILLS PARK >
SITUACIÓN // PROGRAMA //
El I-5 Colonnade Mountain Bike Skills Park es un espacio de unos 8.000 m2 situado bajo la autopista Interestatal 5 a su paso por Seattle (Washington, EE.UU.). Su programa es muy específico: un parque de mountain bike completamente público y accesible.
CONTEXTO // PROPIEDAD //
El parque de mountain bike forma parte del proyecto I-5 Colonnade, un parque de 30.000 m2 inaugurado a finales de 2005, promovido por el Ayuntamiento de Seattle con una inversión de 1,8 millones de dólares, y construido en un suelo propiedad del Washington State Department of Transportation, ya que está situado en su mayor parte bajo el viaducto de la autopista.
ESCALA //
El I-5 Colonnade es una intervención de escala metropolitana: 1) porque une peatonalmente Eastlake y Capital Hill, dos barrios separados por una infraestructura viaria que funcionaba como un límite infranqueable desde los años 60; y 2) porque el parque de mountain bike introduce en un lugar central de la ciudad un programa singular que hasta el momento sólo era desarrollable en la periferia, generando una nueva serie de flujos que intervienen de forma pragmática en el eterno debate sobre el sprawl norteamericano.
HISTORIA // AGENTES //
El parque de mountain bike, que hasta ahora se ha desarrollado en dos fases (2007 y 2009), es una intervención independiente (al margen del presupuesto del parque), promovida y construida por la organización Evergreen y su red de voluntari@s.
La historia de este proyecto comienza con el “Eastlake Neighborhood Plan” de 1998, un completísimo documento de planificación urbanística (elaborado por un amplio grupo de vecin@s, organizaciones, propietarios del suelo y empresas del barrio de Eastlake) en el que se propone la construcción de un parque en el espacio “baldío” bajo el viaducto.
Poco después, Simon Lawton, un antiguo corredor profesional de downhill biking y propietario de una tienda de bicicletas donde además se imparten clases, propone la idea de transformar el lugar en un parque de mountain bike, ya que él mismo solía practicar allí debido a su topografía compleja y a su condición de espacio libre y cubierto.
Tras exponer la viabilidad del proyecto y conseguir la implicación del Seattle Department of Parks and Recreation, el Eastlake Neighborhood Council y Urban Sparks, una organización sin ánimo de lucro especializada en el lanzamiento de proyectos comunitarios, se pone en contacto con Evergreen para desarrollar la construcción del parque.
PROMOCIÓN //
Evergreen Mountain Bike Alliance (antes denominada Backcountry Bicycle Trails Club) es una organización creada en 1989 que se dedica a promover el mountain bike en el Estado de Washington. Su trabajo se centra principalmente en dos campos: la recaudación de fondos con los que financiar actividades relacionadas con el mountain bike (premios, cursos, campañas, etc.), y la gestión de una red de voluntari@s que invierten su tiempo en la construcción de parques para la práctica de este deporte.
Desde nuestra perspectiva, el hecho de que sea una organización ciudadana la que promueva y gestione una intervención en el espacio público es sin duda una rareza. Sin embargo, no es una excepción en los EE.UU.; un país donde el Estado no tiene las mismas competencias que en Europa, y donde sería difícil que un lugar como el I-5 Colonnade Mountain Bike Skills Park fuera totalmente financiado por una administración pública.
De ahí la importante tradición norteamericana de crear organizaciones ciudadanas, de todo tipo e ideología, con una gran capacidad para recaudar fondos y ocupar un papel muy relevante en la transformación de las ciudades. Una máquina urbanística poco evolucionada, al menos en España, con la que se producen codificaciones formales y procesos urbanos cualitativamente diferentes.
FINANCIACIÓN //
Evergreen financia los proyectos como el I-5 Colonnade a través de donaciones individuales y patrocinios de empresas. Las donaciones pueden ser aportaciones libres, y a partir de los 50 dólares son reconocidas con una placa permanente en el parque, o realizarse a cambio de “rocas de granito con tu nombre”, también dispuestas en el parque. Esto es importante porque, si bien las empresas no aportan al proceso nada desconocido a este lado del Atlántico (dinero, productos para sortear, carpas expositivas, etc.), las donaciones individuales explicitan, a su modo, una cuestión bastante significativa: la relación entre la implicación de l@s ciudadan@s y su reconocimiento público en el espacio.
El éxito de la primera fase del parque, en la que se recaudaron los fondos de forma independiente y se realizó el proyecto según lo previsto, hizo que para la segunda se recibiera una subvención del Seattle Department of Neighborhoods, que, igualando los 75.000 dólares conseguidos hasta la fecha (incluyendo el dinero, el valor de los materiales donados y las horas de trabajo invertidas), elevó el presupuesto total del proyecto a unos 150.000 dólares.
CONSTRUCCIÓN // MANTENIMIENTO //
Evergreen lleva a cabo la construcción de los parques gestionando el trabajo de una red de aproximadamente 500 voluntari@s que, a través de colaboraciones más o menos continuas y work parties, dedican en total unas 7.000 horas al año a materializar los proyectos. En el caso que nos ocupa, el I-5 Colonnade, se calcula que un@s 200 voluntari@s han dedicado más de 14.000 horas a su construcción.
La participación directa de l@s ciudadan@s en la construcción de lo público no es una cuestión únicamente relevante en términos de “implicación” (de responsabilidad ante la necesidad o el deseo). La identificación con el lugar de l@s voluntari@s (la mayoría, futur@s practicantes del espacio y vecin@s de los barrios colindantes) es radicalmente diferente a partir de ahora; y sobre todo, se sitúa en el mismo plano de derecho a la ciudad que el de las personas en-realidad-aludidas por la falsa (imposible) neutralidad que plantean los sistemas más “municipales” de construcción de lo público.
Con lo que respecta al mantenimiento del parque, como aún no se ha llegado a un acuerdo con el Ayuntamiento de Seattle, por ahora sigue siendo una actividad realizada por Evergreen y sus voluntari@s.
RESPONSABILIDAD // ACCESIBILIDAD //
Un tema muy relevante cuando hablamos de intervenciones ciudadanas sobre lo público es el de la responsabilidad: en las sociedades occidentales, el riesgo, o más bien, el miedo a no saber a quién tengo que empapelar si me pasa algo, es muchas veces un argumento insalvable para las iniciativas no convencionales.
En este sentido, Evergreen contrató una póliza de seguro, a través de la International Mountain Bicycling Association y Silent Sports Association, para cubrir los posibles accidentes de l@s voluntari@s durante la construcción del parque.
Una vez acabadas las obras, las leyes del Estado de Washington dictaminan que l@s dueñ@s o gestor@s de suelo que, sin ánimo de lucro, permitan un uso público y recreativo del mismo, no son responsables de los posibles perjuicios ocasionados por el libre uso de su espacio. Por lo tanto, queda clara la responsabilidad individual de cada usuari@ sobre sus actividades en el parque: Ride at your own risk. Una fórmula legal muy clara y elemental sin la que sería imposible el desarrollo de este tipo de proyectos; y menos en EE.UU., seguramente el país donde la deriva litigadora del ciudadano medio está más desarrollada.
Esta condición permite, junto con un diseño que sigue todas las recomendaciones de seguridad fijadas por las asociaciones internacionales de mountain bike, y una cuidada señaléctica, que el lugar pueda ser totalmente público, accesible y sin vigilancia.
Una accesibilidad fomentada por un diseño que busca la multiplicidad de circuitos y posibilidades, simplemente mezclando zonas de diferentes dificultades y posibilitando todo tipo de recorridos. De esta forma, se consigue crear un lugar de mezcla (urbanísticamente “productivo”) utilizado por diferentes generaciones y destrezas técnicas: desde los primeros pasos sobre la bicicleta de montaña o el ocio ocasional (de práctica o contemplación), hasta el entrenamiento profesional o los grandes eventos de competición.
DOCUMENTACIÓN //
Es muy destacable la relación entre el sistema de promoción y gestión del proyecto, la apertura de su código a través la publicación de los detalles del proceso, y la calidad de muchos de los documentos producidos para pensar y construir el parque.
Si bien esta apertura parece una necesidad desde el punto de vista de la eficacia del trabajo en red, la calidad de los documentos técnicos realizados es una posibilidad abierta precisamente por este trabajo colectivo; pues permite la involucración de ciudadan@s-técnicos que pueden aportar sus conocimientos específicos al proceso: ya sea mediante el diseño gráfico de un esquema explicativo, el manejo de maquinaria profesional, o la realización de un completo trabajo en GIS en el que se estudia desde el diseño exacto de la topografía y el resto de elementos del parque, hasta la justificación de su situación a partir del análisis del lugar de residencia de l@s miembr@s de la asociación.
Este deseo de compartir las técnicas, los procesos y los resultados del proyecto, expresado a través de la publicación de toda una serie de documentos (fotografías del antes y el después, detalles técnicos, entrevistas a los agentes implicados, actas de las reuniones de trabajo, etc.), inserta al I-5 Colonnade Mountain Bike Skills Park en la escala de la cultura general, por el simple hecho de permitir su entendimiento y reproducción a gusto del consumidor.
La multiplicidad de la documentación producida al margen de la organización y del resto de agentes implicados en el proyecto (artículos de prensa, documentales, referencias personales en webs, blogs y foros, galerías de imágenes, etc.) conforma un universo simbólico que da buena cuenta del éxito del parque entre la ciudadanía; y además, aporta nuevos argumentos para el debate-confrontación entre los métodos más conservadores y las estrategias alternativas para la construcción del dominio público.
MATERIALIDAD //
La intervención se limita básicamente al suelo bajo el viaducto. A través de varias formas de terraplenado, elementos prefabricados de hormigón, piedra reciclada y todo tipo de secciones de madera, se reconstruye una topografía compleja que conforma una enorme variedad de obstáculos y recorridos entre la estructura de pilares del viaducto.
La profunda materialidad que se percibe en las imágenes del parque parece una consecuencia directa de su autoproducción por expert@s (l@s propi@s practicantes del espacio) y de su hibridación total con el paisaje urbano donde se sitúa.
Un espacio solemne, por la grandiosidad de su estructura, que le encuentra un sentido radical a la inocente metáfora del bosque de pilares® que tanto utilizamos l@s arquitect@s. Una pirueta mental si lo pensamos como el desembarco en la ciudad de un deporte practicado en la montaña. El justo entendimiento de la naturaleza de lo infraestructural y de las posibilidades que conllevan sus condiciones a-r-q-u-i-t-e-c-t-ó-n-i-c-a-s.
VACÍO //
Si algo parece innecesario, pero muy yanqui y “contemporáneo”, es el discurso de la recuperación de un espacio habitado por vagabundos, prostitutas y yonquis (wasteland…) a través de la construcción de espacio público y el trabajo duro de la comunidad. Esta cuestión, quizás lo menos interesante del proyecto, lo lleva al terreno pantanoso de la disputa por la ciudad entre colectivos y formas de vida asimétricas, un debate muy necesario, pero que no se puede agotar con la expulsión de lo no deseado por la mayoría como única solución posible.
Si bien es cierto que la oportunidad del vacío se puede entender como la posibilidad para lo otro, primero es necesario averiguar en qué planos de la realidad estamos hablando de vacío. La falta de interés para lo privado-visible y lo público-consensuado no convierten a un lugar en un vacío, sino en un vacío -de usos avalados por la comunidad-. Siendo conscientes de las dificultades que conllevaría, un proceso de participación-inclusión de l@s habitantes del lugar hubiera añadido aún más complejidad a un proyecto realmente alucinante.
REFERENCIAS //
> Información y enlaces a noticias, fotografías y videos (Evergreen)
> Historia y datos (Evergreen)
> Información (Ayuntamiento de Seattle)
> Planos, esquemas y datos (Mike Westra)
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Homenaje es producción: Obligado investigar.
Homenaje a Juan Luis Dalda.
Texto que intenta ser productivo a través de un pequeño acercamiento a la cuestión de la investigación en la ETSAC (probablemente extrapolable a la mayoría de las Escuelas de Arquitectura en España) desde una perspectiva crítica y medianamente propositiva.
* Versión extendida de un texto enviado para formar parte de la publicación: “Juan Luis Dalda Escudero. Urbanista” (DRU6), que editará próximamente el Departamento de Proyectos Arquitectónicos y Urbanismo de la Universidad de A Coruña.
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ACERCA DE MEDIANERAS Y EDIFICIOS FUERA DE ORDENACIÓN
Un día más, un edificio más en “Lla Coruña” pega el estirón [Fig. 1 http://www.lavozdegalicia.es/coruna/2011/01/28 /0003_201101H28C5991.htm]
Tres consideraciones rápidas:
1. Parece que este es un edificio que si no está fuera de ordenación, está “fuera de orden”.
2. El uso previsto no será sólo residencial sino que una parte, según el catastro, figura destinada a uso hotelero, habrá que ver si se cumple. El tema de edificios destinados a usos diferentes de los que estaban obligados está muy de moda estos días (ver las noticias sobre los derribos que nos acechan en las dos ciudades más grandes de Galicia. Por cierto, dos de ellos con sentencias firmes de derribo, pero sin cumplir).
3. No seremos nosotros los adalides del conservadurismo arquitectónico, pero hacer esta intervención sobre un edificio seguramente catalogado tendría que dar que pensar. Sobre todo porque esta ciudad no se caracteriza precisamente por tener una arquitectura ejemplar y hay otros muchísimos edificios a los que una intervención les vendría muy bien.
Y mientras, sumamos una medianera más al catálogo tan extenso que tenemos en Coruña.[Fig. 2 http://www.flickr.com/photos/borjagomez/page30/]
Podríamos contextualizar el problema recordando con ánimo didáctico que es para luchar contra estos casos por lo que se planteó precisamente en el Pxom uno de los pocos puntos positivos que éste tiene, el de marcar contundentemente el límite de alturas en función del ancho de la calle.
Eso sí, la ciudadanía se escandalizó con la dicha medida y se rebeló con el apoyo de partidos políticos que se suben a cualquier carro que les proporcione unos cuantos votos. [Fig. 3 Panfleto enviado via mail por el PP] Pero yo me haría la siguiente reflexión: si hoy en día algún político osa plantear la idea de dejar edificios fuera de ordenación, con todo lo que ello conlleva legalmente, y aún a riesgo de perder votantes, ¿a nadie se le ocurre pensar que será porque empieza a ser absolutamente necesario en esta ciudad?
Sucederá que dentro de unos años será un deber del Ayuntamiento de turno apoyar el derribo del edificio de Pedro Mariño, porque será entonces un atentado a una arquitectura y a una sección de calle que respetaba la escala humana y se situaba respetuosa con las edificaciones colindantes.
Y para demostrar que no vamos tan descabellados, simplemente nos gustaría recordar los casos recientes de procesos judiciales en contra de edificios “sospechosos”, en Coruña y Vigo. Sólo faltaría que mientras intentamos arreglar el urbanismo de la ciudad de cara a la opinión pública, de puertas adentro sigamos permitiendo actuaciones como la arriba mencionada.
Estos son los procesos abiertos:
• Edificio Fenosa. Coruña. Orden de derribo
[Fig. 4 http://www.lavozdegalicia.es/coruna/2010/02/11 /0003_8289140.htm]
[http://www.elpais.com/articulo/Galicia/Superior/ratifica/derribo/edificio/Fenosa/Coruna/elpepiautgal/20101221elpgal_4/Tes]
• Torre Urbis. Coruña. En Juicio
[http://urbanismopatasarriba.blogspot.com/2010/08/coruna-reyal-urbis-senala-al-gobierno.html]
[Fig. 6 http://www.lavozdegalicia.es/galicia/2010/07/31/ 0003_8641480.htm]
• Aparthoteles en Samil. Vigo. Orden de derribo
[Fig. 5 http://www.farodevigo.es/gran-vigo/2011/01/25/gobierno-vigo-mantiene-demolicion-aparthoteles-samil-afectados-confian-juez-pare/512299.html]
[http://www.lavozdegalicia.es/vigo/2011/01/25/00031295957602953671304.htm]
Para los que sigan aún preocupados por su edificio fuera de ordenación, decir que en estos tres casos, los primeros que recordamos ahora mismo, los procesos judiciales se abren por un cambio ilegal del uso del suelo. Ahora, más allá de pensar en el coste económico y los perjuicios que esto ocasiona a los propietarios de los edificios (indignados, ¡cómo no!), deberíamos reflexionar en las consecuencias que conlleva el legalizar una situación de fraude y que beneficia a muy pocos. En los tres se ha dado un cambio ilegal en el uso del suelo que para ellos fijaba el planeamiento (si no, dudo mucho que se estuviese hablando de derribo). En el caso del edificio de Fenosa el suelo era de uso dotacional público, de hecho el edificio anterior era la sede y oficinas de esta compañía, la torre Urbis ocupa con su aparcamiento el subsuelo de terrenos públicos (también la vía pública, imagínese si le construyen el párking bajo la finca de su propiedad), mientras que en el caso de Vigo el suelo sólo permitía un uso terciario-hotelero y también se optó por levantar edificios de viviendas.
En vez de debatir seriamente los problemas que estos ejemplos acarrean al urbanismo de las ciudades, el diálogo lleva otros cauces: en unos casos se discute de qué manera evitar el derribo esquivando la culpa [Fig. 7 http://www.lavozdegalicia.es/vigo/ 2010/11/24/ 0003_8867978.htm], un derribo que ya fue presupuestado en 2 millones de euros; en otros, cuando las responsabilidades se diluyen en el tiempo (sean del promotor o de los políticos que permitieron semejantes aberraciones urbanas), se abren concursos para embellecer medianeras. Es el caso, por ejemplo, del concurso para las medianeras de la trasera de la Capela da Peregrina, en Pontevedra. [http://www.farodevigo.es/portada-pontevedra/2010/11/06/fachada-listones-madera-cubrira-traseras-santuario-peregrina/488279.html]
[Fig. 8 http://www.vidavedra.es/masvedra/presentados-36-proyectos-para-solucionar-el-qfeismoq-que-producen-los-edificios-traseros-en-la-silueta-de-la-iglesia-de-la-peregrina]
De cualquier modo, sean derribos, concursos o intervenciones de la administración de turno, siempre se resuelven con dinero público los problemas urbanos causados por unos pocos actores que además, se han lucrado y mucho en los últimos años a costa de brillantes ejercicios de especulación urbanística.
Todavía no hemos visto el caso (a lo mejor por desconocimiento) de ciudades gallegas que trabajen en evitar que se creen estos despropósitos o, si ya los sufren (o sufrimos), en lugar de aportar más dinero irresponsablemente, se dediquen a crear procesos alternativos críticos que investiguen otro tipo de soluciones.
En el caso de las medianeras, por ejemplo, ¿no se podría adaptar la legislación para que en zonas sometidas a un plan de protección se permita abrir huecos en ellas, aunque sea compartiendo la servidumbre de huecos y vistas?, ¿abrir programas de gestión libre de esos gigantescos lienzos, provocando su utilización como pantallas de cine o exposiciones de gran formato? ¿Por qué no estudiar la colocación de paneles solares para aprovechamiento público de esa energía?, ¿o ahondar en la últimamente manida idea de reverdecer la ciudad verticalmente? Estas son sólo unas ideas que se nos ocurren en una primera aproximación al problema pero seguro que vosotros también sois capaces de proponer muchas más.
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DOCUMENTOS SOBRE MATOGRANDE Y AS ATOCHAS – MONTE ALTO [A CIDADE DOS BARRIOS]
Aprovechando el inicio de la segunda fase de A Cidade dos Barrios, estas son las versiones revisadas de los documentos entregados (para formar parte de la publicación de conclusiones que se editará próximamente) sobre el 1º y el 3º experimento de la iniciativa, desarrollados en Matogrande y en As Atochas – Monte Alto en octubre y noviembre de 2009.
Matogrande: Urbanismo con básicos de jardín >>> gal / esp
As Atochas – Monte Alto: Lo genérico y más allá >>> gal / esp
* Ayer comenzó el proyecto Un barrio oculto no centro, desarrollado por Pescadería 20, con una fenomenal instalación y sesión de cine en la plaza Vista, incluido un documental producido por Borja Vilas sobre el barrio de la Pescadería. Hoy viernes, otra sesión, esta vez en la praciña de Pastoriza a partir de las 21:30 h.
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SOBRE LAS “PRIMEIRAS XORNADAS DE ARQUITECTURA E HERMENÉUTICA”
SALÓN DE ACTOS DE LA SEDE DEL COAG EN LUGO / OCTUBRE – NOVIEMBRE 2009
miércoles 28 / octubre / 19:00 > Teresa Oñate y Zubía + Uriel Fogué
jueves 05 / noviembre / 19:00 > José Pérez de Lama
jueves 12 / noviembre / 19:00 > Ignacio Pérez-Jofre + Fernando Espuelas
jueves 19 / noviembre / 19:00 > Elena Freire Paz
jueves 26 / noviembre / 19:00 > Izaskun Chinchilla + Ignacio Castro Rey
La filosofía produce preguntas. La arquitectura produce respuestas. Y así nos solemos quedar satisfechos unos y otros, acomodados en unas posiciones que, al menos hasta ahora, nos permitían seguir hacia delante: mientras la filosofía lleva años introduciendo en sus discursos las problemáticas espaciales y urbanas sin inmiscuirse directamente en la producción de alternativas, las ambiciones filosóficas y sociopolíticas de los arquitectos no suelen hacerse realidad más allá de las memorias “justificativas” de nuestros proyectos.
Por esto sentar en la misma mesa (real o metafórica) a estas supuestas disciplinas inconexas no puede seguir siendo ese momento de comunión y fascinación pasiva en la que una y otra nos intentamos adoctrinar o nos contamos agradecidamente las herramientas de trabajo y análisis de la realidad que hemos aprendido los unos de los otros. Y tampoco puede limitarse a exigir pragmatismo y rentabilidad a la primera y retiro teórico absoluto a la segunda. La cuestión es posibilitar la puesta en crisis de nuestros respectivos métodos de funcionamiento disciplinares (e institucionales) y permitir las contaminaciones indecentes, los intrusismos profesionales y la consiguiente aparición de conflictos.
¿El conflicto es la base de todo cambio? Da igual. El conflicto es hoy por hoy una especie en extinción debido a su supuesta condición de enemigo de la democracia, y la filosofía y la arquitectura (como el resto de las profesiones) siguen encontrando en el consenso (a cualquier escala: mediática/masiva, en los círculos “culturales”, en el ámbito económico, etc.) la forma más sencilla de mantener sus posiciones dentro de la clásica estructura socioeconómica de las democracias occidentales. Todo no da igual. Una ciudad sin conflictos es una ciudad muerta.
Si este encuentro se convierte entonces en una oportunidad para el conflicto o, lo que es lo mismo, en una ocasión en la que hasta la última de nuestras certezas internas pueda ser puesta en duda, avanzaremos hacia unas profesiones más conscientes de la ampliación que han sufrido nuestros contextos de trabajo (¿la realidad?), y más capaces, tanto de dignificar y legitimar dichas disciplinas en nuestro tiempo, como de proponer alternativas viables para construir una ciudad crítica y repleta de espacios de libertad para todos.
Cedric Price ya intuía hace décadas que para conocer lo que aportaba la arquitectura a la realidad era necesario averiguar las incertidumbres que había introducido en otras disciplinas y modos de vida. Pero los que nos miran desde fuera ya se han dado cuenta de que casi nada de lo que producimos los arquitectos les crea dudas. Mientras la complejidad de nuestros discursos “culturales” no permite su traslación a arquitecturas decididamente construibles por ahora (con lo que sus efectos permanecen en el indiscutible papel), la simplicidad de nuestras acciones en términos económicos sólo permite algún tipo de acontecimiento a través de la inevitabilidad del error o el descontrol.
Por su parte, los que empiezan a repensar la profesión de arquitecto/urbanista únicamente porque se ha acabado la fiesta del ladrillo y ya no hay café para todos (B+8 por doquier, Museos de Arte Contemporáneo a la vuelta de cada esquina, macro-promociones de macización irracional del territorio, etc.) pronto encontrarán una nueva manera de formalizar la profesión en los mismos términos sociopolíticos en los que se encontraba y, aunque la presunción de inocencia deba prevalecer, no sería extraño que simplemente derivasen hacia otros formatos de llegada a la misma posición económica y a los mismos resultados para la ciudad y sus habitantes.
En este contexto, para desestabilizar a la arquitectura ya no llega con darle forma de manera directa al mito de la caverna de Platón, a las hipótesis sobre la cabaña en la Selva Negra de Heidegger, o al rizoma de Deleuze y Guattari. La forma nunca ha sido lo único para lo arquitectónico. La forma (sola) siempre será capturable por cualquier tipo de poder. Y por eso aunque varias hipótesis filosóficas hayan logrado dar el salto a la (forma de la) arquitectura, en la mayoría de las ocasiones no producen cambios profundos, ni en las maneras de uso y gestión de los espacios/territorios producidos, ni en los sistemas de trabajo con los que los construimos una enorme cantidad de profesionales relacionados, entre ellos, los arquitectos. La hermenéutica que necesitamos ¿es la nuestra como profesión?
Uriel Fogué, Izaskun Chinchilla y José Pérez de Lama (invitados a estas jornadas) son arquitectos que han sabido destilar desde disciplinas como la filosofía nuevas claves para leer los contextos donde trabajan de una forma ampliada, produciéndose inevitablemente ciertas distorsiones en sus arquitecturas y discursos que reflejan las reacciones ante esas nuevas y múltiples descripciones de la realidad que habitan.
Uriel Fogué lleva años estudiando la expansión de la gama de contextos arquitectónicos en los que trabajar como técnicos. Si conectamos su análisis genealógico de las máscaras de gas con los trabajos de Rem Koolhaas sobre cómo las instalaciones de climatización han ido conformando la práctica arquitectónica en las últimas décadas, entendemos perfectamente como el aire se ha convertido en una producción arquitectónica de primer orden; si vinculamos sus análisis sobre los efectos fisiológicos que producen las drogas con los trabajos de Décosterd y Rahm en los que distorsionan las condiciones ambientales percibibles por los sentidos, entendemos cómo el cuerpo humano también es un campo de experimentación desde algo parecido a lo arquitectónico; y si relacionamos sus investigaciones sobre la identificación radical territorio-vida en el caso del Homo Taedio con cualquiera de los múltiples acercamientos al problema de la libertad a través del análisis de los sistemas de control espacial y las resistencias, también entenderemos que pensar que la arquitectura es un medio completamente neutral, despolitizado e impotente a través del cual nada puede cambiar, es entenderla como ente autónomo, y esto es una cuestión evidentemente irreal.
Izaskun Chinchilla ha elaborado infinidad de experimentos proyectuales basados en múltiples conocimientos extradisciplinares (filosóficos, sociológicos, científicos, etc.) que, entre otras cosas, la han llevado a reformular varias de las controversias actuales, desde los problemas energéticos a las nuevas vías de expansión de la democracia, en términos siempre ligados a la innovación radical y a la visibilización de los no-humanos. Ese compromiso con la experimentación de una forma tan incisiva es una actitud que disminuye enormemente la distancia entre el proyecto arquitectónico y los discursos externos en los que se basa, ofreciendo la posibilidad de visualizar, algunas veces y por ahora casi siempre en el papel, lo que pueden llegar a significar determinados pensamientos filosóficos o sociológicos construidos.
Por su parte, José Pérez de Lama ha ido un paso (entendemos que gigante) más allá y, además de haber ampliado sus campos de acción y las herramientas con las que trabaja como arquitecto a través de innumerables incursiones en lo digital, en el pensamiento filosófico radical, y en los procesos políticos emergentes, ha puesto en duda los fundamentos mismos de la máquina arquitectónica, atacando la pertinencia de los discursos hegemónicos y visibilizando que lo otro es posible; que unas profesiones arquitectónicas basadas en el abandono de su posición asignada de antemano en el circuito económico de la construcción pueden ser viables y producen arquitecturas que sí generan dudas y conflictos.
En medio de la época del diagrama arquitectónico, varios arquitectos como Osfa (Pérez de Lama), Santiago Cirugeda, Teddy Cruz y un largo etcétera, han comenzado a pensar que el diagrama que en realidad hacía falta era el de nosotros mismos. Y en este sentido, muchos de los nuevos y los sin papeles sospechamos que es el momento de construir otros diagramas para unas formas de ejercer la profesión que no implicasen, por ejemplo, ni el desprecio hacia todos los ciudadanos que no son clientes directos de la arquitectura, ni la absoluta mercantilización de nuestro trabajo y las derivas que implican hacia esa precarización laboral consentida por todos, ni la práctica inexistencia de posicionamientos filosófico-políticos en nuestra disciplina (cuestiones que, por otra parte, arrastramos inevitablemente desde el paso por esas instituciones conservadoras llamadas escuelas técnicas superiores de arquitectura).
Los arquitectos también (y sobre todo) somos ciudadanos. Por eso la aparición de arquitecturas diferentes está también supeditada a que los ciudadanos-arquitectos aprendamos nuevas formas de ser y estar en el mundo. Y sí, también podemos aprender a través de la filosofía. Para empezar: ¿qué puede resultar más interesante que los arquitectos, que parecemos abocados a actuar sobre el presente, nos declaremos sus más acérrimos enemigos, y nos convirtamos también en la mala conciencia de nuestra época?
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