UNO MENOS PARA LOS BUENOS…
Antes de ayer murió Dalda.
Un tipo que nos enseñó a muchos que las noticias y los conocimientos importantes sobre la ciudad no aparecen cada mes en las revistas de arquitectura y urbanismo, sino cada día en los periódicos y en nuestras propias vivencias personales.
Un tipo que sabía perfectamente lo pequeños que somos con respecto a los tiempos de la ciudad, y aún así, sólo contemplaba la posibilidad de intentar una y otra vez que la razón convenciera a la realidad.
Un tipo que le daba sentido a la palabra profesor y al tópico de que la universidad es un lugar para aprender a aprender; de esas poquísimas personas que desprenden ilusión y contagian la curiosidad por lo que sea sin perder ni un gramo de rigor; de esas poquísimas personas que consiguen dar argumentos de forma que los debates no se cierren hasta que todos ganen algo nuevo.
Si alguna vez no podías ir a su clase te jodía. Por la clase, y por la sensación de infinitas ganas de hacer algo con las que salías de ella. Ayer fue la última clase y, a pesar de la cabronada que representa esta noticia, salí con las mismas ganas.
Muchas gracias por no llevarte nada.
Por ser tan generoso con lo que sabías y dejárnoslo a los demás.
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qué bonito iago. pese a todo lo que nos dejó, que sensación de páramo. joder.
Gracias iago. Desde luego has sabido expresar lo que ha significado para muchos de nosotros. Yo no he ido nunca a unas clases con tantas ansias de superarme y a aprender como a las suyas. Nunca escribà tanto y tan rápido en una libreta. Porque nunca te dejaba indiferente. Nunca. PodÃas estar de acuerdo o no con él pero siempre querÃas escuchar y aprender, de él y de ti mismo. Siempre querÃas un poco más, porque sabÃas que ese “tipo” que tenÃas delante era único.
pues sÃ, comparto plenamente la sensación de páramo… si ya existiendo Dalda para compararse, casi nadie le daba importacia a nada en la escuela, es fácil imaginarse por dónde seguirán los tiros a partir de ahora…
está claro que quedarán mejores y peores personas dando clase en la ETSAC, pero el espÃritu de Juan yo al menos no se lo he visto a casi nadie… estaba 100% convencido de que su labor era hacernos comprender la importancia de nuestro papel en el futuro, y de que implicarse con las cosas es una condición necesaria para que nuestra profesión se legitime a los ojos del mundo.
a seguir… (que son pocos y cobardes)
A mà de él me sorprendÃa el modo en que parecÃa estar permanentemente espectante de lo que pasaba a su alredeor, como si el conocimiento no fuese un depósito estático, sino una actitud, una dinámica. Lo que nos deja no es una herencia terminada, sino una trayectoria que habremos de continuar, un hilo del que seguir tirando.
Ese “páramo” hay que llenarlo, es nuestra tarea, aunque nos de vértigo.
la pantalla de mi ordenador está borrosa o al menos eso a mà me parece. No obstante acerté a leer estas lÃneas que, con tanto cariño y respeto le habeis dedicado a Cali.
Dicen que el dolor de una pérdida lo alivia el olvido, pero ni Duna ni yo estamos dispuestas a pagar ese precio. Por eso os invitamos el dÃa que querais a compartir sus espacios: su estudio, su rincón de lectura y su jardÃn con nosotras.
Además os comentaremos los planes que tenemos para su legado: libros, clases y escritos.
Creeemos que el homenaje a su vida es la mejor cura para esta sensación de orfandad que nos asiste a los que le queriamos y admirábamos.
!Chicos! quedamos. Contactais conmigo o con Javier Harguindey.